jueves

HABLAR DE LO QUE NO ME GUSTA (Alfonso Calle)

HABLAR DE LO QUE NO ME GUSTA


Alfonso Calle
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No me gusta hablar de lo que no me gusta hablar de lo que no me gusta hablar… de lo que no… me gusta hablar de lo que no me gusta… hablar de lo que no me gusta hablar de lo que… ¡Coño! ¡Si me acabo de inventar el “Cuento que nunca se acaba”. ¡Si!... el de Juan Sarmiento. “¿Quieres que te cuente el cuento de Juan Sarmiento que nunca se acaba?”… Queee… ya me he ido. ¡Ah si! Hablar de lo que no me gusta… ¡Joder!… No… eso si me gusta ¡Coño!... de algo que no me gusta… ¡pufff!

No me gusta… la bicicleta. La bicicleta no es casta porque la montan. No me gusta la leche. ¡Tiene nata! ¡pfaagg!

No me gustaba una novia que tuve porque tenía el culo gordo. Con ese culo que tenía…. Si. Claro que me gustaba. ¡Que síiii! ¡Que es verdad… que presumía: “Mi novia tiene un culo - y hacía el gesto con las manos y todo, como acariciando un balón de fútbol - que ¡hay que echarle de comer aparte!” Pero es que parece que eso de echarle de comer se lo tomó al pie de la letra, y el gesto que antes era separando las manos dos o tres palmos, ahora se ha convertido en un “Dóminus boviscum”.

No me gustan las mujeres que llevan abrigos de piel, de esas pieles que parecen de culo de indio… con almorranas… bueno con hemorroides que es como le llaman los médicos a las… ¡Joder!... si es que parece de mala educación decir almorranas. ¡Esto tampoco me gusta! Pero… las hemorroides ¿No han sido siempre almorranas?... ¡Pues entonces! Lo que pasa es que los médicos se inventan unos palabros… Y eso tampoco me agrada. A cosas que todos sabemos como se llaman, llegan ellos y le tienen que llamar de otra manera.

La bilirrubina ¡Tócate los huevos! ¿Qué coños es eso de la bilirrubina? Al final, algunos nos hemos terminado enterando gracias a la canción de Juan Luis Guerra. “Me sube la bilirrubina, cuando te miro y no me miras. Y no lo quita la aspirina, ni un suero con penicilina” Y todos ¡Hala! Por ahí bailando, meneando la cabeza y el tronco y tarareando “Me sube la bilirrubina, me sube la bilirrubina” sin tener ni puta idea de lo que es. ¡Pero a ti que coños te va a subir la bilirrubina ni nada! Pues estarías cojonudo si te subiera. La bilirrubina, a ver si nos enteramos, es una sustancia amarillenta que suelta el hígado y se aloja en la vesícula biliar, o sea, la bilis. Todavía más claro, la hiel. Y vosotros ¡hala! Bailando, meneando la cabeza para un lado y otro y canturreando “Me sube la bilirrubina” O sea que te sube la hiel, so gilipollas. Y los médicos ¿Porqué no le llaman hiel que es como se ha llamado siempre y ya está? Porque bilirrubina suena mejor, más culto, para que no se entere el pueblo llano. Y lo hacen siempre. Fijaros: Acabamos de hablar de la vesícula. Vesícula viene de latín de “vesica” que significa vejiga, y es verdad, es como una vejiga pequeña en forma de pera alojada entre las partes del hígado. Pues en lugar de llamarle vesícula, llamadle vejiguilla y ya está.”Lo ha operado de piedras en la vejiguilla”. Pero no… es mejor vesícula, que parece que la han sacado de esa canción, que no se si es de los Rollings o de “Te mamas and te empapas”… esa que dice… dice… “vesiculi vesícula, vesiculi vesículaaaaá, ¡ay! Vesiculi vesiculi vesícula”. Pero tampoco son solo los médicos, porque tampoco el Juan Luis Guerra creo que supiera mucho de que estaba hablando, porque dice que le sube la hiel y todos sabemos que amarga como un rayo. ¿Ves? Eso es otra cosa que no me gusta. ¿A vosotros os gusta lo amargo?. No he oído a nadie que le guste lo amargo más que en otra canción… la de “Vino amargo”. Esa que dice… “Vino amargo es el que bebo por culpa de una mujer ¿Por qué me emborracho?.... dadme vino amargo. Que amargue, que amargue, pa quererla más”. ¡Pues… estás apañao! Pero bueno, es que las canciones ya se sabe… ¡Hay cada una!... Tampoco eso me gusta. Es que no me gusta que me tomen el pelo y nos las quieran meter como puños. ¡Anda que los villancicos! Pues mira ese de “Pero mira como beben los peces en el río, pero mira como beben por ver al Dios nacío”. Se la canté a uno de al lado de mi pueblo. Estábamos en el puente, él apoyado en la barandilla observaba el río y aproveché para cantarle lo de beben por ver al Dios nacío, y él siguió mirando y mirando a los peces que había allí debajo y el muy gilipollas, al rato me dice

 – Pues yo no los veo que beban.
-¡Ni yo tampoco! ¡Pedazo de alcornoque! ¿Tu crees que van a beber y beber por ver al Dios nacío?. ¿Tu crees que si conocieran al Dios nacío los ibas a agarrar tú con un anzuelo?... Pronto…. Ahí están, pa ti. ¡No te jode!... ¡Anda vámonos!. 

Pero no creáis que es el único, porque fijaos en éste…
            Campana sobre campana
            Y sobre campana una
            Asómate a la ventana
            Verás al niño en la cuna.
O sea que… Vamos a ver… Un momento… Hay una campana sobre otra campana, y… supongo que sobre esa otra campana una ¿¿¿???. Pero una ¿qué? Una ¿Qué?... ¿Lo sabéis vosotros?... Bueno no sabemos qué, pero la cuestión es que si te asomas a la ventana verás al niño en la cuna… Pues con un canuto solo no creo que tengas bastante para que habiendo una campana sobre otra campana y sobre esta otra una, entonces pilles y te asomes a la ventana y ¡plas! Ves al niño en la cuna. ¡¡Coooño!!
           
 Pero en el de los peces en el río hay otra estrofa que dice:

            La virgen va caminando
            Va caminando solita
            Y no lleva más compaña
            Que el niño de su manita.

La rima debe ser de algún Premio Nóbel, o por lo menos de Góngora. Me recuerda a los versos del poeta de Lepe, que no sé como se llamaba, que declamaba.

            Por la mañana el campito
            Emana un suave fresquito.

O esa otra que decía:

            El día que te conocí
            Enamorado me quedé
            Parecía un colibrí
            Encerrado en su jaulí
            ta.

Tampoco creáis que las canciones populares le van a la zaga. Una que se llama “Ramón del alma mía”
            Ramón del alma mía
            Si te hubieras casado
            Cuando te lo dije yo
            Estarías ahora
            Sentadito en el balcón.

¡Ostias! Aquí hay que analizar la relación causa efecto: Tú te casas cuando yo te diga y al cabo de un tiempo estás sentadito en el balcón. ¡Chúpate esa mandarina!

Otra. “Mi canario”, que no sé de que zona es.

            Pajaritos que voláis
            Si habéis visto a mi “pipí”
            Decidle por caridad
            Que no se olvide de mí.

O la de:

            Estaba una pastora
            Larán larán larito
            Estaba una pastora
            Cuidando un rebañito.

¡Claro! Para que rime con “larito” no vale rebaño porque tendría que ser “laraño” del verbo larañar: Yo laraño, tu larañas, el laraña. ¡Tiene que ser “rebañito”. Pero luego toda la canción sigue rimando “larito” con quesito, con ojos golositos, y con “dio muerte a su gatito” ¡Estamos apañaos!

Y otra que me jode porque me doy por aludido es la de “A Pedro como era calvo…” Parece que al gilipollas de la letra no se le ocurrió a nadie mejor que los que somos calvos para meterse con ellos.

            A Pedro como era calvo
            Le picaban los mosquitos
            Y su padre le decía
            Ponte el gorro Periquito
            Que te pican los mosquitos

            Con el triqui triquitrón
            Una pulga y un ratón
            Han salido de un cajón.

            Y yo a modo de estrambote
            rematando esta canción
            te digo anda y date el bote
            ¡Vete a la mierda Cabrón!

En fin… Aún hay más ¡puff! Esa que dice:

            ¡Ay ay ay ay! ¡Como se la lleva el río!
            ¡Ay ay ay ay! ¡Lástima de mi querer
            Con razón tenía celos de él.

O sea. Fijaros bien. Hay un tío, más o menos, con la novia, que casi a la fuerza tenía que ser más fea que el recibo de la contribución, y estaban a la orilla del río. Yo me lo imagino así. La novia, fea, es un suponer, tropieza y se cae al agua, y cómo además no sabe nadar se la lleva la corriente, y mientras tanto él desde la orilla le canta “¡Ay ay ay ay! ¡Cómo se la lleva el río!.... ¡Ay ay ay ay! ¡Lástima de mi querer”… Pero… pedazo de cabrón… ¡Métete a por ella! ¡Sálvala! ¡Pide socorro! ¿O es que encima te alegras? Si no ¿porqué cantas? ¿Eeeh? ¡Pero coooño!.

Yo me imagino que todo esto son mentiras y que cantando se pueden decir todas las que se quiera y no pasa nada. Ante esto, que no me gusta, y aceptando los hechos consumados, solo se me ocurre que lo mejor que nos puede pasar es que los políticos no aprendan a cantar.

Está claro que no me gustan las mentiras, y aún menos cuando, sin darte cuenta consiguen engañarte y todo el mundo las da como ciertas, pero a mi no me la dan así como así, aunque el mundo está lleno de mentiras de estas.

No sé si habéis tenido alguna vez oportunidad de analizar la relación entre el mosquito trompetero y el escarabajo pelotero. El primero gasta una “mala follá” que para qué, en cambio el otro es muy trabajador el hombre.

El mosquito trompetero es un animalejo de la familia de los mosquitos, que se alimenta de residuos que quedan en las chapas de coca cola. Y es un orgulloso… ¡puff! Y solo porque tiene espiritrompa, y ¡claro! Llega a un sitio donde hay escarabajos peloteros.

- ¡Yo tengo espiritrompa! ¡Yo tengo espiritrompa! ¡Y chupo sangre y no mierda como vosotros! - y ante esto, los peloteros, que son más bien achaparraos, cogen cada depresión… los pobres. ¡Claro! Porque ellos no tienen de eso, de espiritrompa, quiero decir.

- Pero hijo – les digo yo – y a ti que más te da. Si para la porquería de espiritrompa que tienen les debería dar vergüenza. Si les debería pasar como a nosotros que cuando la tenemos pequeña nos da vergüenza que nos la vean. Si aún fuera como la de las mariposas aún, aún, pero si la de ellos es así y la de las mariposas en comparación es como un “matasuegras”. Pero no me hacen caso y sufren más que el Santo Job. Con lo buenos que son y la poca justicia que se les ha hecho.

Los escarabajos peloteros, llevan trabajando desde el Jurásico. Por entonces, hace más de 200 millones de años, llegaba un dinosaurio y en mitad de un prado soltaba una plasta de treinta y dos quilos doscientos gramos, y no sabe nadie como se enteraban, pero al momento aparecía por allí un escarabajo pelotero haciendo una bola, y en menos que lo piensas ya llegaba su amigo Joaquín, si tío Genaro, su padre El Pelotillas, su abuelo el Pelotones, sus primos y toda la familia. Se liaban todos a hacer pelotas y en menos de media hora se quedaba el prado más limpio y más reluciente que la patena de la catedral de Santiago.

Supongo que los habéis visto. Hacen una pelota mucho más grande que ellos, y la llevan rodando hasta un agujero, pero ojo… que aquí viene lo bueno. Va uno con su pelota hacia el agujero, y otro vuelve por el mismo camino para hacer otra, pues si lo habéis visto en algún documental, el que va con la pelota, le hace al otro un regate que lo deja sentado. ¡Los escarabajos peloteros han inventado el fútbol! Y no solo el fútbol, ¡la pelota! ¡Han inventado también la pelota! El agujero es la portería, cada pelota que meten es un gol, y el balón lo hacen ellos sin necesidad de tener que importarlo de.. de de de… Taiwan. Por lo tanto eso de que los ingleses inventaron el fútbol es mentira. ¡Mentira puerca y puta! ¡Lo inventaron los escarabajos peloteros, y el máximo goleador de la historia no es Pelé, sino un pelotero que se llamaba Eustaquio, que hace 69 millones de años metió 17264 goles y eso que no vivió más que mes y medio: Murió en un accidente laboral porque un diplodocus cegarrito lo pisó, cuando llevaba una pelota y el seguro no quiso hacerse cargo de los gastos porque no estaba dado de alta en la Seguridad Social.    
Moraleja: Es una urbanización que hay yendo por la carretera de Burgos.         
                       
Alfonso Calle 14 de enero de 2.008

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