martes

EL AGUARDIENTE DE VILLACONEJOS


Alfonso Calle,
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Aquel día el Delegado Provincial de Gobierno, tras comprobar las extraordinarias prestaciones que aquel robot le proporcionaba, decidió que para sacarle un mejor rendimiento sería bueno comprobarlo en un ámbito más reducido que el que propiciaba la capital de provincia, así es que decidió regalárselo, a Bartolomé, alias Bartolo, alcalde de un pueblo pequeño ubicado en plena Serranía.

En el pequeño pueblo, cuando poco antes de Semana Santa se presentó un furgón blindado ante el Ayuntamiento preguntando por el alcalde, nadie sabía de qué se trataba. Personado Bartolo, el alcalde, tras leer el mensaje que le enviaba el Delegado,  observó como, con mucho cuidado, bajaban del vehículo una caja de embalaje del tamaño de un frigorífico. Unas etiquetas pegadas en el cartón avisaban de su procedencia japonesa, mientras en ingles se leía en letras grandes: “Talking computer PS4D2”.

En la carta solo decía que se trataba de un regalo. Bartolo le preguntó al conductor que qué era aquello y éste se limitó a encogerse de hombros. Trasladaron el embalaje hasta el Salón de Plenos y al desempaquetarlo apareció una especie de robot, con forma de humanoide repleto de botones, teclas y lucecitas parpadeantes de colores. El alcalde lo observaba con las manos enlazadas a la espalda con un gesto mezcla de curiosidad y divertimento, a una prudente distancia de unos dos pasos por si a aquello le daba por moverse.

Dos días después, en una reunión convocada por el regidor, se juntó toda la corporación con el secretario que ya se había estudiado las instrucciones de funcionamiento. La convocatoria no era oficial sino informal, sin Orden del Día. El objetivo no era otro que dar a conocer el regalo que el Delegado de Gobierno les había hecho.

- Señores – dijo el secretario tras poner en marcha aquella especie de computadora extraña – Parece ser que se trata de un robot parecido a esos que se ven en la tele en la Guerra de las Galaxias. Tiene más de 500 jigas de memoria ram y …

- ¿Que es eso de jigas? – Preguntó Agustín Huevo Duro, el jefe de la oposición.

- Es una unidad de medida de la memoria de la máquina y que junto con la capacidad de su disco duro…

- Que tiene más memoria que un tísico - le interrumpió esta vez el alcalde a fin de evitar más explicaciones que ninguno entendería.- Que le preguntas, por ejemplo… ¿Quién es el alcalde de Chu-fon? Y te dice: Chu-fon está en Corea y su alcalde se llama Pun Chin y ya está. O… ¿Dónde está ahora mismo Carmen Chacón? Y te dice: En el salón de su casa dándole teta a su muchacho – Con los brazos abiertos fue mirando fijamente a los concejales como cargado de razón. Agustín asintió con todos los demás como si ahora lo entendieran.

-   Señores – volvió a intervenir el secretario – Ya está en marcha. Pueden preguntarle lo que quieran.

El alcalde se acercó hasta una distancia prudencial dirigiendo su voz hacia la supuesta oreja de la máquina.

- ¿Qué nos puedes decir de la oposición del pueblo.

- ¿Sobre que sección me demandan? – una voz que venía como desde el fondo de un baúl, impersonal, monocorde y algo ronca, se abrió paso entre el silencio expectante -   Política local, provincial, nacional, internacional, prensa del corazón, economía, deportes…

- Sobre… cultura local – se le ocurrió al alcalde.

-  Los ediles compañeros de D. Agustín, alias Huevo Duro, Jefe de la Oposición, y en contra de su opinión, no están de acuerdo con la celebración del 4º Centenario del Quijote – dijo PS4D2.

Bartolo y sus concejales compañeros de partido se miraban entre sonrisas cómplices.

- Pero… ¿Por qué? – cejijunto se apresuró a preguntar el Jefe.

- El cabecilla es Ponciano el Quisqui – Agustín volvió la vista hacia su compañero que, sin apartar la mirada del suelo parecía limpiar las junturas de las plaquetas con la punta del zapato – Según él, D. Quijote era un tío garrialto y cansino, con unas barbas como un chivo. Se vestía con un camisetón sin botones,  blanquinoso y viejo que le llegaba hasta las corvas, unas alpargatas de esparto sin cordones, unas medias parduzcas, unas polainas “colorás” y un portillo en el sombrero. Le gustaban las gachas de harina de almortas, el somarro y el morteruelo. Se emborrachaba muchos días con aguardiente de Villaconejos y cantaba casi siempre esa de:

                                   Por la calle hacia abajo
                                   Baja un gargajo
                                   Se encontró con un moco
                                   Que iba p’abajo
                                   Como el moco era verde
                                   Y el gargajo amarillo
                                   Se juntaron los dos
                                   ¡Carne membrillo!

- ¡No me jodas! - Exclamó Huevo Duro como no dando crédito a lo que estaba oyendo.

- Otro compañero suyo, Bonifacio El Liendres – continuó PS4D2 – asegura que D. Quijote no era otro que aquel del que aún hablan algunos viejos y viejas del pueblo. Que llegó aquí hace más de 400 años desde La Mancha, sin tener donde caerse muerto, con una mano delante y otra detrás, diciendo que era letrado y que sabía más que el perro Paco, pero era mentira pues dicen que le hablabas y se enteraba menos que el negro en el sermón ya que siempre estaba con cosas de caballeros andantes. Era como el maestro Ciruela que no sabía leer y puso escuela. En el pueblo le llamaban el tío Quijano. Dice El Liendres que estuvo aquí casi 8 años, que se buscó como barragana a la tía Podría que ya tenía dos hijos, que se arrejuntó con ella y tuvieron mellizos. Que los dos pobres se murieron casi el mismo tiempo, el primero del sarampión y el segundo del sarampión.

- ¡Hostias! – No pudo contenerse Agustín.

- El tercer edil de la Oposición, Genaro El Trócolas, a la vista de lo que opinaban sus compañeros, opinó así mismo, que no es apropiado celebrar nada de un personaje así y manos si hacía 400 años que se murió.

Alcalde y Jefe de la Oposición se miraron cariacontecidos mientras el secretario no podía disimular una sonrisa para contener la carcajada, mirando con los ojos muy abiertos a aquel cacharro con cabeza tronco y extremidades de cuya boca salían, con sonido monótono, todas aquellas aseveraciones que amenazaban con llenar el pueblo de cotilleos.

Y así fue.

Durante un mes no se habló de otra cosa. Los del bando del alcalde acusaban a la oposición de despreciar la cultura. Los otros que qué cultura ni qué leches si el tío Quijano fue un gilipollas. El cura, desde el púlpito, que si ayudaba a los desvalidos. Froilán el del bar, que si el mejor aguardiente era el de Villaconejos con el que se emborrachaba D. Quijote, y la tía Juana Quicorra, que si iba a denunciar al robot porque, según su abuelo, ella era descendiente directa de la tía Podría, la barragana de D. Quijote.

Ante el jaleo que se montó en el pueblo, Bartolo, el alcalde, empezó a pensar si no sería mejor deshacerse de PS4D2 y así lo propuso en el Pleno, pero Ponciano el Quisqui se opuso.

- ¡Que lo enciendan! Que no le hemos preguntado nada de vosotros.

El alcalde, tras una primera negativa no pudo refutar la petición y ordenó.

- Póngalo en marcha.

El interventor, que ya estaba junto a la máquina deseando escuchar, como buen secretario, los conocimientos del robot, lo conectó, pulsó control-alt, se encendieron luces verdes, amarillas y rojas mientras, en el dial, una raya iba y volvía hasta quedarse finalmente quieta.

- Ya está.

- ¿Qué sabes del Equipo de Gobierno? – Se apresuró Agustín a preguntar tuteando al robot.

-  ¿Sobre que sección me demandan? Política local, provincial, nacional, internacional, prensa del corazón – al oír esto los compañeros asintieron vivamente con la cabeza - economía, deportes, anuncios, obituarios…

- Prensa del corazón – no le dejó terminar.

- Bien – empezó el armatoste – El Sr. Alcalde D. Bartolomé, alias Bartolo, considera que un ayuntamiento solo, se le queda pequeño y se le ha metido en la cabeza mantener otro ayuntamiento, esta vez carnal con Dª Carmela, esposa del Jefe de la oposición. Lleva con esta idea desde antes de las elecciones.

El secretario, a toda velocidad dio un tirón del cable, desenchufó al robot y de inmediato, tras oírse la bofetada, un estrépito hizo a todos levantarse de sus escaños para poner orden. Bartolo estaba tendido con medio cuerpo bajo la mesa de presidencia con un ojo cerrado, la mano derecha en la mejilla y sin saber exactamente lo que acababa de suceder. Solo acertó a decir:

- Manos blancas no ofenden.

 - Entonces para que te de otra contrataré a un negro – vociferó Agustín.

En menos de media hora el suceso era la comidilla de todo el pueblo. Se presentó una pareja de la guardia civil, le hicieron a la Corporación la prueba del alcohol y dieron todos positivo, incluido el secretario, de aguardiente de Villaconejos. Ante esta anomalía ética y etílica en una Corporación que regía los destinos del pueblo, y a la vista de que ambas partes renunciaron a poner ninguna denuncia, los guardias civiles atestiguaron en su obligatorio informe, que la trifulca había sido fruto de una ligera ingesta de alcohol.

Una semana después, reunido de nuevo el Pleno, decidieron llevar a PS4D2 a Cerralbo, el paraje más alto, más frío y más desolado del término municipal. Allí cavaron una fosa de dimensiones suficientes para sepultar un frigorífico y enterraron al robot. Desde entonces, hace a penas dos años, la gente que va por allí a visitar la tumba, niños sobre todo, acercándose a ella, dan un pisotón fuerte sobre la tierra ahuecada y se detienen a escuchar.

Una voz de ultratumba brota monocorde de las profundidades:

- Bartolo, Agustín Huevo Duro, Ponciano El Quisqui, Bonifacio Liendre, toda la corporación y el secretario… ¡Sois unos hijos de puuutaaaaa!   



                                                         Alfonso Calle

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