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LA ALCARRIA CONQUENSE

La Alcarria Conquense se sitúa en el extremo noroccidental de la provincia de Cuenca. La diversidad paisajística, su riqueza patrimonial, gastronómica, artesanal y la oferta recreativa, convierten a la comarca en un lugar digno de ser visitado, en el que se puede disfrutar de sus tradiciones y de la sencillez y hospitalidad de sus gentes.

Debido a su gran extensión, en la comarca abundan las alcarrias con sus tonalidades pardas que quedan salpicadas por arbustos que se mantienen encaramados en las laderas guardando el equilibrio; también hay lugares en los que los ríos excavan bellas hoces tapizadas por una abundante vegetación de pinos, al igual que zonas de ribera en las que los alamedas, con sus verdes o amarillos, se van desnudando poco a poco con la llegada del invierno.

Históricamente la Alcarria Conquense ha recibido influjos desde épocas prehistóricas. Los Iberos, pueblos provenientes del este de la Península crean los primeros asentamientos estables de la comarca. Sobre ellos, y tras su conquista, los romanos construyeron un entramado organizativo que ha dejado su huella en el paisaje alcarreño mediante puentes, calzadas y ciudades.

El dominio musulmán tuvo una notable impronta en esta tierra, conservándose aún restos de alcazabas como la de Huete o Priego. La Alcarria Conquense fue uno de los escenarios de la Reconquista de los siglos XI y XII. Algunos pueblos, como Albalate o Alcantud, poseen topónimos que denotan esta antigua población musulmana.

A finales del medievo y durante toda la Edad Moderna, incluido el siglo XVIII, la comarca llega a su máximo esplendor cultural, económico, y artístico. Muestra de ello son los imponentes edificios, tanto civiles como religiosos que se han conservado en muchos municipios.

Durante los siglos XIX y XX se cimentan las bases de una nueva sociedad que ha llegado hasta nuestros días, manteniendo los pueblos su economía tradicional basada en la agricultura y en la ganadería, y evolucionando hacia el progreso con la lenta pero segura implantación de pequeñas empresas destinadas a la transformación de productos agrícola-ganaderos y a absorber la creciente demanda del Turismo Rural.

El campo y sus pueblos, en los que se conservan interesantes edificaciones tradicionales, manifiestan ese aspecto digno, tranquilo y sereno que le ha transmitido el paso del tiempo. Un recorrido por sus calles, una conversación con sus gentes o la visita a alguno de los monumentos, permitirá que el viajero conozca una tierra que ha sabido mantener el legado de la historia cuidadosamente, como si de un tesoro se tratara.

La Alcarria Conquense posee un espacio fragmentado debido a la variedad de paisajes, costumbres, cultivos y artesanía, que podemos encontrar en ella. Este es el motivo por el que la cuenca cerealista del Río Gigüela, las estribaciones montañosas de la Sierra de Altamira, las extensiones de girasol del Valle del Río Mayor o del Guadamejud, las Alcarrias del centro de la comarca, las zonas mimbreras de la Vega del Trabaque, los campos de olivares de la Hoya del Infantado o el impresionante Estrecho de Priego, constituyen la esencia de un territorio diverso y único como es el de nuestra comarca.

LAS TIERRAS DEL MIMBRE


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El territorio de La Alcarria Conquense es tan diverso, que por corta que sea nuestra excursión, siempre estaremos obligados a percibir los cambios de su paisaje. Eso es lo que ocurrirá en esta ocasión, en que saliendo del corazón de la comarca, rodeados de los típicos paisajes alomados, con sus escuálidos olivos agarrados en algún blanquizal, alcanzaremos los terrenos verticales de pinos y de rocas, en la Alta Alcarria.

Pero antes habremos de pasar por las tierras del mimbre, ya que muy pronto nos encontraremos con las evidencias del cultivo de esta salicácea, hoy día concentrado en los pueblos de Villaconejos de Trabaque, Albalate de las Nogueras y en menor medida en Priego. Antes de salir de las calles de Torralba encontraremos las primeras mimbreras, supervivientes todavía de los tiempos en que este cultivo alcanzó su máxima extensión.

El colorido de los campos del mimbre maduro y las faenas de la corta y el secado durante el invierno, son varios de los procesos por los que pasa este producto antes de ser transformado, componiendo unos paisajes y unas imágenes que ya están por derecho propio, formando parte de la señas de identidad de esta zona.

Pero este camino ofrecerá al viajero muchos más alicientes paisajísticos y culturales. Para empezar, hay que saber que desde el comienzo de nuestra andadura hasta el final, las primeras estribaciones de la Serranía de Cuenca serán nuestras compañeras. Desde la Sierra de Bascuñana hasta Sierra Baja, ya en Alcantud, aparecen cada poco en estos montes que iremos dejando siempre a la derecha, hitos paisajísticos principales: los alrededores de la fuente de Santa Quiteria en Torralba, la hoz del Trabaque en Albalate de las Nogueras y como no, el estrecho de Priego. También serán punto de paso obligado algunos de los pueblos más pintorescos de la comarca, encontrando en cada uno de ellos monumentos de primer orden: La Ermita de las Nieves, la Iglesia románica de Albalate, las cuevas de Villaconejos o los Baños de Alcantud. Aunque bueno será iniciar la marcha con presteza, pues los actores secundarios son tantos y tan buenos que posiblemente puedan eclipsar todo lo demás.

Distancia: 60 Kilómetros aproximadamente.


Textos extraidos de la web "CEDER Alcarria Conquense"
Haciendo clic sobre la imagen podrás acceder a la página web del Centro de Desarrollo Rural ALCARRIA CONQUENSE
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Leer noticia publicada en "La Cerca" , el pasado 15 de abril de 2010, AQUÍ

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