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Salvador F. Cava

Salvador F. Cava
1955, Masegosa, Cuenca
 
Es profesor de Secundaria en Valencia. Tras su paso y labor relacionados con la literatura, como escritor y animador del mundo de las letras, con libros de poesía, ensayos histórico (sobre el Postismo (Chicharro, Ory y Sernesi), Erasmismo e Inquisición (en el tiempo y la obra del Doctor Constantino) o el teatro barroco (del judío errante Enrique Gómez),cofundador de la Asociación de Escritores del País Valenciano, colaborador de la editorial El Toro de Barro con su editor el irrepetible Carlos de la Rica, premio de poesía Vicente Gaos (Cerezas, cerezas, cerezas, 1986) y editor de las revistas de poesía Zarza Rosa y La Factoría Valenciana, lleva años volcado en la recuperación de la memoria oral, especialmente relacionada con el maquis en las Sierras de Cuenca, de Valencia y Teruel, hermanadas con el espacio de frontera de los ríos Turia, Cabriel y Júcar. Fruto de este trabajo son sus ediciones de las vivencias de dos guerrilleros: Emencio Alcalá “Germán” (Memorias de un guerrillero, 2002) y Juan Hueso “Casto” (Informe de Guerrillas, 2004), las Memorias del enlace Félix Pasarón (2007) y la participación en el colectivo La guerrilla en Castilla-La Mancha (Benito Díaz, Coord., 2004), así como su colaboración en revistas culturales, en jornadas, foros y diversas manifestaciones con tal valer. Su obra de mayor alcance es libro Los Guerrilleros de Levante y Aragón (Tomo I: La lucha armada 1945-1948, Tomebamba Edicones, 2007; y Tomo II: El cambio de estrategia 1949-1952, Tomebamba Ediciones, 2008).

Los Maquis; una perspectiva desde la Memoria Histórica

Salvador Fernández Cava
Es tradicional, y lamentable, el espíritu cainita de la izquierda española. Un claro ejemplo es la andanada, no por la discusión, sino por la forma de plantearla (de enroscarse, de buscar el enfrentamiento y de ir añadiendo amigos digitales), que se está llevando a cabo desde la Agrupación de Exguerrilleros de Levante y Aragón contra quien más, generosamente, ha hecho por ellos y por el reconocimiento de la lucha del maquis en España (y todo desde un sencillo pueblo serrano de algo más de 300 habitantes, ¡que me pongan otro ejemplo en toda la piel de toro y me callo!).
Pero todo tiene, -para los típicos cantamañanas que diríamos en Castilla, o tomboleros en Valencia- su historia, y no es cuestión de que yo la recuerde. ¡Que vayan a la escuela! Está en las páginas de La Gavilla Verde, para entender el origen del monumento; y en las palabras públicas en Ca Revolta de Juan Fernández Antón sobre la fundación del AGLA del País Valenciano.
El debate, por más que se quiera tergiversar desde el inicio, es sencillamente personal, pero enmascarado de político. ¡Allá ellos, los que así lo hayan querido!, tarde o temprano tendrán que rendir cuentas.
Pero ya que quieren la carne en el terreno político a él me ceñiré.
Conozco bien, muy bien, la política conquense, territorio donde un buen un día, un buen número de gentes de las asociaciones guerrilleras de Madrid, Cataluña (que no se les olvide a los que escriben cartas y respuestas) y Valencia posteriormente, y una encomiable historiadora, decidieron buscar un lugar para recordar a la guerrilla antifranquista española: Santa Cruz de Moya. Y acertaron, de pleno.

Sé, igualmente, como también deberían de saberlo muchos de los que escriben cartas, lo que cuesta conseguir y mantener una alcaldía de izquierdas en Cuenca, y en Valencia. Y sé muy bien, que a algunos políticos de izquierdas les ha costado su carrera el apoyar decididamente el que se construyera el monumento en Santa Cruz.
Lamentablemente he de decir, que desde la mera estrategia política, la carta sin firma del AGLA, su forma de promocionarla y los apoyos recibidos no son más que un cheque en blanco para la voraz derecha que está deseando hacerse con la alcaldía y desnaturalizar, sino derribar el monumento. ¡Ya me dirán todos los que están en contra de que sea el Ayuntamiento, de izquierdas, quienes consoliden y den futuro al Día Guerrillero, si cuando esto suceda estarán allí todos los días para oponerse decididamente o se limitarán a subir al monte simbólicamente un par de horas al año!
Pero sin salirnos de la pura dialéctica política, todos debiéramos recordar que la reivindicación de la memoria guerrillera está enraizada en la copia del monumento de los guerrilleros españoles erigido (1984) en Prayols (Francia) y del homenaje que a los mismos anualmente se les rinde, al que continuamente las agrupaciones españolas le han dado su apoyo. Y aquí me pregunto: ¿cuál es el modelo de gestión por el que se rige?, ¿no es institucional?, ¿porqué se apoya a aquel y a este no?, ¿es que los socialistas franceses son de pata negra?.
Lo institucional, las ayudas oficiales, y La Gavilla Verde, ¡eh aquí el problema! En primer lugar, ya me gustaría que hubiera asociaciones como La Gavilla Verde, y las de Azuara, Sagunto, Buñol o del Jerte, en todos los pueblos de la Serranía (de Cuenca, de Teruel y de Valencia). En segundo lugar, ¿alguien quiere que le recuerde las veces que ha utilizado o recibido ayudas o medios oficiales para presentar sus libros, por ejemplo?, (cuestión que a mí me parece de mera justicia redistributiva y por lo tanto no soy yo quien primero la trae a colación).
En tercer lugar, muchos de los que estas líneas lean habrán oído infinidad de veces, y yo soy uno de ellos, a algunas personas reivindicar algún aspecto relacionado con el "maquis". Por ejemplo, el haber sacado a la luz la vida de alguno de ellos. Me parece bien. Si es de justicia se le reconoce, y cuando lo reivindica los oyentes lo aceptamos y le aplaudimos al término de su intervención. Pero por lo mismo, ¿no es igualmente de recibo que se le reconozca públicamente su mérito a quien se jugó su carrera política porque en Santa Cruz, o en otras geografías de lucha, haya un monumento a la guerrilla española transcurridos un puñado de años? Y en cuarto y fundamental lugar, ¿no fueron los propios guerrilleros quienes pidieron y recibieron, pronta y comprometida, ayuda oficial de la Diputación de Cuenca y del Ayuntamiento de Santa Cruz para construir el monumento?: ¿en qué atasco mental estamos?, ¿qué vestiduras de autenticidad pretenden rasgarse algunos?
Pero no quisiera ser negativo. Lo más acertado en estos momentos, dada la edad y el lugar de residencia de los exguerrilleros (y la confianza depositada por ellos mismos en el Ayuntamiento de Santa Cruz al hacerle depositario y entregarle simbólicamente el monumento) es que sea el propio Ayuntamiento, reuniéndose y contando con las asociaciones fundadoras quien protocolarice y costee el acto; que todas aporten altruistamente sus mejores ideas, personas y reivindicaciones; y que se cuente para no olvidar tantos años de barbarie y lucha contra la misma con una juventud, -el futuro-, que se identifique sobradamente con sus valores, como así lo viene haciendo, La Gavilla Verde.
Esta es otra batalla, ¡salud!, de diálogo, se entiende.

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