El
límite suroeste del Señorío de Molina según su Fuero.
Los
Casares de García Ramírez: Una hipótesis sobre su ubicación
Joaquín
Esteban Cava
Joaquín Esteban Cava |
RESUMEN:
En el Fuero de Molina de Aragón, que el 21 de
abril de 1154 Alfonso VII confirma a sus pobladores, y que había sido otorgado
por el conde don Manrique de Lara, se describen los límites del señorío. Todos
ellos están identificados, excepto uno: los Casares de García Ramírez. Este
lugar, según el fuero, hace mojón entre Huélamo (hoy provincia de Cuenca) y Armallones
(hoy, de Guadalajara). Por otros dos diplomas posteriores sabemos, además, que,
tras la conquista de la vertiente sur del Alto Tajo, se incorporaron al alfoz
de la villa de Beteta; y que entre los Casares y Armallones, luego de la
conquista de Cuenca por Alfonso VIII, se pobló una nueva villa –Villanueva de
Alcorón-, cuyo solar se otorgó a la
Orden de Santiago.
Mediante este trabajo pretendemos
ofrecer una hipótesis sobre tres aspectos poco estudiados del lugar: su posible
ubicación, la identidad del señor que le dio nombre y la evolución de ese
poblamiento hasta convertirse en la aldea de Pinilla.
1. Presentación
En un periodo de poco
más de treinta años, datados en la segunda mitad del siglo XII, aparece
documentado un pequeño asentamiento llamado Casares de García Ramírez. El
primer texto que lo cita es el Fuero de Molina en la descripción que hace de
los límites de su término, luego reaparece en otros dos documentos contemporáneos
y poco más tarde el topónimo se pierde para siempre. Aunque los datos son
confusos y escasos, pretendo en este artículo desarrollar una hipótesis con la
que proponer su posible situación e identificar a la persona de la que tomó
nombre.
Veamos qué dicen esos
diplomas:
El 21 de abril de
1154 Alfonso VII confirma a los pobladores de Molina el Fuero que unos años
antes les habría dado el conde don Manrique de Lara. Al comienzo del documento
se describen así los límites del señorío:
A Tagoenz. A Santa Maria de
Almalf. A Bestradiel. A Galliel. A Sisamon. A Jarava, A Cimvalla. A Cubiel. A
la laguna de Gallocanta. Al Poyo de mio Cit. A Penna Palomera. Al Puerto de
Escorihuela. A Cansador. A Damuz. A Cabrihuel. A la laguna de Bernaldet. A
Huelamo. A los Casares de Gaci Ramirez.
A los Almallones[1]
En el año de 1175 –no se especifica
fecha-, el concejo de Beteta dona la finca de los Casares de García Ramírez al
abad de Santa María de Huerta, a petición de éste y del conde don Pedro de
Lara, segundo señor de Molina. El diploma dice así:
Sea sabido por todos los hombres, mayores y menores,
que Martín, por la gracia de Dios abad de Huerta para el honor de Dios
omnipotente y Santa María, y el conde Pedro, vinieron al concejo de Beteta para
solicitar una heredad. Con lo cual el concejo, de buena disposición y voluntad,
les otorgaron una heredad en aquellos casares de García Ramírez. Y decidieron
en el concejo los límites según determinaron los hombres que fueron enviados
por el concejo a esta heredad. Fueron determinadores: Domingo Maiacon, de San
Pedro; Jimeno Lufarre, de Santa María; y don Domingo, escribano de San Miguel.
Estos fueron y delimitaron desde aquellas peñas que están sobre los casares
hasta aquella angostura que está sobre la gran llanura, y del modo que las
aguas vierten; y por la otra parte descendiendo por el llano del modo que las
aguas vierten…[2]
El 7 de junio de 1185, estando en
Talavera, Alfonso VIII dice:
…doy y concedo a Dios y a la Orden de Santiago, y a vos
don Fernando Díaz, maestro de la citada orden, y a vuestros sucesores, y a
todos los hermanos soldados santiagueses, tanto presentes como futuros, la
aldea que llaman Villanueva, antes conocida como Hoyos Redondos, sita en el
término de Cuenca, entre la aldea que llaman Almallones y la otra que denominan
Casares de García Ramírez, para que la poseas perpetuamente en derecho
hereditario, con todo su término y heredades, con aguas, prados y pastos; y con
todas sus demás pertenencias”[3].
En el primer diploma citado, el de
confirmación del Fuero de la
Villa y Tierra de Molina, por el sur/suroeste se describen
unos límites cuyos términos van de Ademuz al río Cabriel –no dice en qué punto
lo cruza-, de éste a la laguna de Bernaldet –que se identifica
como la actual Laguna del Marquesado-, luego a Huélamo, después a los Casares
de García Ramírez, después a los Armallones y finalmente al puente de Tagüenza.
Lo primero que debemos decir aquí, contra la opinión
de escritores antiguos y aún actuales sobre la historia molinesa, es que los
límites son exteriores, es decir, que el alfoz de Molina llegaría hasta esos
términos, pero no los incluía. (Sorprende
que un autor como Pedro Pérez Fuentes, quien a mi juicio ha hecho la historia
más documentada de Molina, sin justificación alguna dibuje un mapa, reproducido
luego por otros muchos historiadores locales, que abarca, para la época del
Fuero, toda la Sierra Alta
de Cuenca)[4]. Y lo segundo, que entre Huélamo y Armallones queda en medio un lugar
desconocido al que se denomina Casares de García Ramírez. Sobre este último
paraje, más allá de alguna tesis poco fundada, los historiadores pasan de
puntillas sin atreverse a identificar ni el paraje en el que se ubicaban, ni
tampoco el señor a quien correspondería la propiedad[5].
Si relacionamos
la cita del Fuero de Molina con la del tercer documento transcrito más arriba,
sabemos que entre los Casares y Armallones quedaba un lugar llamado Hoyos
Redondos, el cual tras la conquista de Cuenca en 1177, pasó al alfoz de ésta y
en cuyo lugar se creó una población nueva –entonces bautizada con el nombre tan
común de Villanueva y más tarde apellidada de Alcorón-. Este territorio, por
tanto, que se otorgó a la villa de Cuenca y de la que se segregó pocos años
después para entregársela a los santiaguistas, nunca debió estar dentro de los
límites del señorío de Molina.
Lo mismo sucede
con otros lugares limítrofes por el sur con la tierra molinesa, como
Albarracín, Huélamo, Tragacete o Beteta. Todos ellos, cuando en 1154 se
confirma el Fuero, pertenecían a Muhammad ibn Mardanis, rey musulmán de la
taifa de Murcia, al que las crónicas cristianas llaman rey Lope o rey Lobo.
Otra cosa es que los Lara pretendieran anexionarlos, como sucedió algunos años
más tarde con parte de ellos.
[1]
Tomado de Mª. ELENA CORTÉS RUIZ, Articulación
.jurisdiccional y estructura socioeconómica en la comarca de Molina de Aragón a
lo largo de la Baja Edad
Media, Universidad Complutense de Madrid, año 2000, pág. 199.
[2]Traducido
de José Antonio García Luján, Cartulario
del Monasterio de Santa María de Huerta, Monasterio de Santa María de
Huerta, 1981.
Este autor hace una
reproducción facsímil del documento citado, y en cuya margen izquierdo aparece
una inscripción, ya en castellano, que dice: “Esta heredad a poco que se pagaua
por floxedad se pierde”.
[3]
Traducido de Julio González, El reino de
Castilla en la época de Alfonso VIII. Colección diplomática, Consejo Superior
de Investigaciones Científicas. Escuela de Estudios Medievales, Madrid, 1960,
pág. 751.
[4] Pedro
Pérez Fuentes, Molina. Reino Taifa.
Condado. Real Señorío, Diputación Provincial de Guadalajara, 1990, pág.
112.
[5] Juan
José Suárez Jimeno, en Bosquejo histórico
de la villa de Beteta, 1991, al citar el Fuero de Molina y la delimitación
que éste hace de su territorio, afirma lo siguiente: “Se deduce de su lectura
que Beteta estaba conquistada al mencionar Los Casares de García Ramírez, que
forman parte del término”; pág. 17.
Carlos Solano Oropesa y
Juan Carlos Solano Herranz, en Beteta,
Alma de la Sierra.
2000 años de Historia, Diputación Provincial de Cuenca, 2008, en un
capítulo que llaman Beteta en el Señorío
de Molina, después de citar igualmente los límites según el fuero, dicen,
al referirse a la frontera sur: “…extendiéndose el Señorío ya por las extensas
regiones de bosques y montañas totalmente desertizadas, hasta Huélamo, Ademud y
el río Cabriel, formando una lengua muy prolongada de terreno en la actual
provincia de Cuenca. Luego, englobando
Beteta, ascendía a la meseta y llegaba hasta Armallones y el río Tajo
nuevamente…” (La letra negrita también corresponde al original); pág. 71.
Por su parte, Alfonso
Calle, en Noches de Serranía, 2008,
que es un libro muy interesante dedicado a las tradiciones de su pueblo,
Carrascosa de la Sierra, en el Prólogo, página 9, escribe lo que sigue: “Todos
los lugares están identificados menos uno, Los Casares de García Ramírez;
incluso dibujado está el contorno de todo el Señorío de aquel tiempo. Pues
bien: Dentro del término municipal de Carrascosa, a unos seis kilómetros al
Oeste, se encuentran los restos de un pueblo al que siempre se ha denominado
Los Casares; se ha perdido la memoria histórica del García Ramírez, pero es
bien cierto que el apellido García es uno de los cuatro más abundantes del
pueblo, y no sé si esto significa algo. Su ubicación coincide con el dibujo del
contorno, está en línea con Huélamo y el actual Armallones (los Almallones)
lugar de salinas para los árabes, desde donde busca el Tajo el puente de
Tagüenza (Tagoenz)”.
Estos tres autores dan por
bueno, sin ningún análisis crítico, el mapa que reproducimos de Pedro Pérez.
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