"Rimero de Haikús" es mi noveno libro, lo ofrezco
a mis amigos y críticos con modestia.
Yo dije en un verso: "entre los libros vivo la
incomprendida oda y en ellos mi beleño fue la razón pensante".
PRÓLOGO
"Cada verso está destinado a
salvar la existencia de una persona, porque con él cambiará la vida" (Joan
PERUCHO)
Estoy convencido de que cada
verso es una esencia de la vida personal de cada poeta, y por lo tanto, según
sea su vida interior, así será su poesía.
Es sabido que las grandes
esencias se guardan en frascos pequeños.
Mayda Antelo, una frágil figura
de mujer, toda feminidad por esencia, nos regala una poesía sincera, hecha con
jirones de su vida, con los que se ha confeccionado una vela para adentrarse en
los misterios del mar.
¡El mar! Como castellano que soy
(compartimos tierra y provincia) entiendo esa pasión suya tan arraigada, que
casi le ha convertido en gaviota:
"La gaviota sin dudar,
mi hermana,
mi mascota, me va mostrando en su vuelo
por la infinitud del cielo
los caminos de la mar".
Vuelo, cielo y mar son las claves
para saborear este verso. Más adelante la llama amiga:
"Mi amiga la gaviota,
ave marina, remota,
plena de sabio volar
dialoga con su reflejo
en el espejo del mar."
Impresiona constatar ese espíritu
aventurero de Mayda, que aparenta fragilidad, y que debería ser patrón y no
marinero, como pide tras estos versos apasionados:
Lo que importa es navegar,
marino o marinero:
eso, eso es lo que quiero:
en el mar, siempre en el mar.
El mar, para un castellano -lo sé
por experiencia- representa la culminación de la aventura, lo misterioso, lo
infinito y apasionado. A él acude con frecuencia para recordar, para amar, para
fundirse con su soledad:
Milagro es que el mar aleteando
me traiga del amado el mensaje
y ambos con rumbo
hacia el postrero viaje,
coincidamos unidos navegando
con la esperanza asida,
abrazada,
fundido nuestro sueño en la mañana
Le gusta tanto el mar, y es tan
femenina esta mujer, que quiere que el mar sea masculino a toda costa:
Si respirando su aliento
esclava soy de su ley,
si me extasío en sus playas
y me anego de su sed...
Si amo sus besos de brea
que tiñen de oro mi piel,
si su yodo es masculino
como barco y timonel...
Será varón siempre el mar...
La Poesía de Mayda Antelo tiene
un ritmo de ola (he leído 4 libros suyos) y rima de caracola. Me confiesa que
no puede escribir poesía libre porque no sabe. Porque cuando se pone a
escribir, el ritmo y la rima acuden raudos en su auxilio, y claro está, ella no
puede despreciarlos sin más.
Y qué duda cabe que una poesía
así es mucho más bonita y con mucho más valor que si estuviera libre, muchas
veces porque el autor no se ha interesado por rimar un verso en su vida.
Por eso mismo, los sonetos son
para Mayda algo tan natural y espontáneo, compuestos sin artificialidad y
exentos de cualquier remoto ripio.
Se que este nuevo libro suyo nos
va a gustar a todos, especialmente a mí, que ya soy un adicto a su poesía. En
Rimero de Haikús, poemas breves de origen oriental, Mayda sintetiza de su ego
personal sensualidad con atisbos de filosofía y romanticismo. La clave es
leerlo con amor y meditar.
Mariano Peña
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