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DON ANTONIO DE SOLÍS Y RIBADENEYRA (Biografía)


NACIÓ DON ANTONIO DE SOLÍS Y RIBADENEYRA el día 18 de octubre del año de 1640 en la ciudad de Alcalá de Henares, donde tenían establecida su residencia sus padres don Juan Jerónimo de Solis y doña Mariana de Ribadeneyra, natural aquel de Albalate de las Nogueras, y esta de la ciudad de Toledo, según las mejores noticias, que se hallan equivocadas en la Biografía universal de Michaud, donde le suponen nacido en Plasencia de Extremadura.
Desde su infancia mostró despierto y vivo ingenio basta el punto de que, ayudado de los estudios que siguió en la célebre universidad de su patria, pudo dar muestras de él, escribiendo, á la temprana edad de diez y siete años, su comedia de Amor y obligación, en Salamanca, adonde le había conducido el deseo de dar mayor ensanche á su instrucción. Cultivaba entonces con vehemente afición la poesía, sin desatender por esto la carrera de estudios mayores, que terminó con todo lucimiento. Con tan buena enseñanza y las demás prendas que le adornaban, encontró luego un mecenas ilustro en don Duarte de Toledo y Portugal, conde de Oropesa, á la sazón virey de Navarra, á quien pasó á servir de secretario. En esto puesto dio pruebas de su habilidad y discreción para los negocios, y continuó al mismo tiempo cultivando las musas, como lo demuestra la comedia de Orfeo y Euridice, escrita para las fiestas celebradas por la ciudad de Pamplona en el nacimiento de un hijo del Virey.
El rey don Felipe IV le hizo merced de una plaza de oficial de la secretaria de Estado, honrándole también con el nombramiento de secretario suyo; distinción que admitió con profundo reconocimiento, pero que trasladó después con beneplácito del Rey á un allegado suyo; y corriendo el tiempo, le repitió la misma merced la reina gobernadora doña Mariana de Austria, agregando la plaza de cronista de Indias, vacante por la muerte del célebre escritor Antonio de León Pinelo: cargo muy lucrativo y que en aquellos tiempos era muy deseado y apetecido con empeños.

D. Antonio Solís y Ribadeneyra
 Fué DON ANTONIO un filósofo en toda la extensión de la palabra; de carácter grave y retirado, y muy modesto en sus deseos y situación, llevando su desinterés hasta el punto de decir en una de sus cartas: “Las angustias del tiempo me han obligado á deshacerme del coche y comerme las mulas á fuer de sitiado”; y en otra dice: “Yo, amigo, no estoy en estado de salir en coche á la calle, porque tengo muchos acreedores, que harán reparo en mí si me ven con zapatos nuevos; si Dios trae con bien la flota, podré pensar en la restitución del coche; ahora solo en comer
Esta estrechez, su carácter meditabundo y el conocimiento de la poquedad y miseria de las cosas mundanas labraron sin duda en su ánimo y le inspiraron la resolución de acogerse á la vida eclesiástica, como lo verificó, a la edad de cincuenta y siete años, ordenándose de sacerdote; dijo su primera misa con gran fervor y devoción en la iglesia del Noviciado de Jesuítas en Madrid, y en delante las demás como la primera, y se despidió desde entonces de sus tareas de poesia, dedicándose exclusivamente al retiro y silencio, y al ejercicio de prácticas de devoción; fué uno de los primeros cofrades de la congregación de Nuestra Señora del Destierro, y si alguna vez tornó á pulsar la lira, fué en materias graves y propias de su estado, como lo demuestra este ingenioso y elegante soneto:

¿Hasta cuándo mi torpe desvarío
Abusará, Señor, de tu clemencia,
Que parece que aprendo en tu paciencia
Mas libertad que diste á mi albedrio?

Juzga, corrige, enmienda el error mío
Antes que se pronuncie la sentencia,
No llegue en mi postrera negligencia
La primera señal de su desvío.

Tú me diste tu imagen; mi pecado
La borró; mas ¡ay triste! no perezca
Tu retrato en mi ciega destemplanza;

Vuelva á imprimir tu sangre lo borrado,
Y para que la imagen permanezca
Defiéndame de mi tu semejanza.

Como consecuencia del sistema de vida que se propuso, se negó á las repetidas instancias que le hicieron de continuar la composición de los Autos sacramentales á la muerte del insigne Calderón, no queriendo autorizar el teatro ni aun con tan plausible pretexto, y por la misma razón dejó sin concluir la artificiosa comedia de Amor es arte de amar, que hubiera sido la primera joya de su talento dramático.
Atacado de una enfermedad grave en el año de 1686 y rendido también al peso de los años, cayó en cama, arreció el mal, y cumplidos con suma piedad y fervor los deberes de cristiano, en cuya ocasión le auxilió el padre Diego Jacinto de Tebar, de la compañía de Jesús, que prestó el mismo triste oficio de amistad y religión á don Francisco de Quevedo, don Nicolás Antonio, don José de Pellicer y otros ilustres varones de aquel siglo, falleció el 19 de abril de dicho año á los setenta y cinco y medio de su edad; y fué sepultado en la capilla de su congregación.
El nombre de SOLÍS ha quedado en la literatura española bajo tres conceptos: como poeta lírico, como dramático y como historiador; si en el primero y segundo con bastante aprecio y estimación , en el tercero á mayor altura. En 1681 se publicaron sus comedias, entre las que se distingue El amar al uso, critica ingeniosa y feliz de un vicio profundamente arraigado en el corazón humano y que no desaparecerá sino con el hombre; fué traducida al francés y escuchada y recibida con aplauso en ambas naciones; también lo fué Un bobo hace ciento por M. Linguet, con el titulo de Le fou incommode. Los títulos de las demás son: Amor y obligación, La Gitanilla de Madrid, El alcázar del secreto, etc.
En cumplimiento de los deberes que le imponía el cargo de cronista de Indias, escribió y publicó en Madrid, el año de 1684, su fumosa Historia de la conquista de Méjico, un tomo en folio, obra celebrada universalmente, que sepultó en el olvido las crónicas antiguas destinadas á referir aquel suceso importante, y que ha multiplicado la imprenta en un sin número de ediciones Citri de la Guette la tradujo al francés; un académico de la Crusca al italiano, Florencia, 1699 , 4º, y Tomás Townsend al inglés, Londres, 1735, folio, 1753, 8.° Es libro verdaderamente notable, y si puede parecer exagerada la frase de Mayans cuando dice que «toda la contextura de esta preciosa obra es una tela finísima de oro puro, ricamente adornada de muy cristianas y políticas sentencias, que lucen como diamantes finísimos»; también es innegable que el estilo castizo que en ella resplandece, el tono grave y armonioso, y la sensatez y cordura de los juicios, la constituyen uno de los trabajos históricos mas bellos y acabados de nuestra lengua. Si es lícito expresarnos de esto modo, Solis dio á su libro un aspecto poético y hasta una forma homérica; en efecto, abraza solamente la conquista de Méjico, y no como Gomara, la vida de Hernán Cortés.
Las poesías líricas, sagradas y profanas de Solís se imprimieron en Madrid en 1693, seis años después de su muerte, por cuidado de don Juan de Goyeneche, que las dio á luz, y se distinguen por su facilidad y buen tono, cosa notable en la época quizá mas lastimosa para los estudios literarios en España; se reimprimieron en 1716 y 1732, todas ellas en 4º
Por último, en el año de 1755 publicó en León de Francia don Gregorio Mayans un tomíto que contiene algunas cartas de Solis, unidas á otras de don Nicolás Antonio; luce en ellas el buen lenguaje, la facilidad y la soltura, siendo de sentir sean tan pocas, mas el Colector no pudo disponer de mas, con harto sentimiento suyo. «Yo quisiera, dice, publicar todas las otras cartas de DON ANTONIO que en Madrid oculta la avaricia enemiga del mayor aumento y esplendor do la lengua española; lograría esta un singular adorno; también tendrian muchos la justa gloria de leer en ellas los nombres de sus padres ó abuelos, sobre lo cual debo advertir que si aqui se omiten algunas, se debe dar la culpa a la omisión del copiante, que tuvo por ocioso el escribirlas; yerro que no se ha podido enmendar por la dificultad insuperable en conseguir el original de Madrid

Nota: Texto extraido del libro: BIBLIOTECA DE AUTORES ESPAÑOLES

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