La imprenta en Cuenca.
Datos para la historia del arte tipográfico en España
Por D. Fermín Caballero
Advertencia
Ocho años largos ha, que los periódicos de la ciudad de Cuenca publicaron unos artículos míos, con algunas consideraciones y noticias, sobre la imprenta en general y la particular conquense: El Júcar del 12 y 26 de marzo, 5, 12 y 23 de abril de 1861, y El Porvenir de 1º de mayo siguiente. Reprodújolos la prensa de Madrid y de provincias, el primer artículo especialmente, sin duda porque contenía hechos y doctrinas utilizables para la defensa de la libertad amplia de imprenta, é ideas, atrevidas entonces, en pro de esa misma libertad.
Deseando que se recuerde cómo me espresé en aquellas circunstancias; cómo creía realizable el ejercicio de esa libertad, dentro de la legislación común, sin leyes especiales; y cómo juzgaba que, por una medida gubernativa, fácil y pacífica, podía ejecutarse lo que, recia y atropelladamente, ha venido á imponer la revolución, transcribo literalmente aquel artículo, cual entonces salió á luz.
Otra cosa he debido hacer con los demás capítulos relativos á la tipografía en nuestro territorio. Desde aquella fecha he adquirido nuevos datos, he ampliado y rectificado otros; de manera que el catálogo de obras conquenses de ahora le encontrarán muy mejorado los que con el de antaño le comparen. Cincuenta y seis impresos di a conocer allí, diez y siete del siglo XVI y treinta y nueve del XVII: el presente inventario comprende ochenta y cuatro obras impresas, veinticuatro y sesenta respectivamente en dichos dos siglos; y completa además el cuadro con las ediciones del siglo actual, hechas en las cuatro imprentas que hoy cuenta la ciudad de Cuenca.
Si este número de oficinas tipográficas no parece en consonancia con la población, industrias y riqueza de la ciudad y su provincia, en el hecho de existir, y de existir por muchos años, prueba que proporcionalmente se escribe y se lee más que en otros puntos de interior, y que no faltan gérmenes de instrucción y adelanto, susceptibles de mayor desarrollo.
Lejos estoy de pensar que publico un escrito acabado: és únicamente el comienzo de la serie de investigaciones que sobre nuestra tipografía provincial conviene hacer. Dóilas á luz, porque no desaparezcan los apuntes, que en muchos años he recogido, y para que los bibliófilos y escudriñadores de las antigüedades literarias españolas puedan aprovechar mi trabajo, como una de tantas piedras que han de formar el edificio. No aspiro á ser el arquitecto de la obra: me contento con el modesto cargo de aparejador.
Fermín Caballero
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