Don Lope Barrientos, natural de Medina del Campo, hijo de Pedro Gutierrez de Barrientos, nació año de 1382. Hizo sus estudios en la universidad de Salamanca y tomó el hábito de religioso de Santo Domingo en el convento de San Andrés de su pueblo natal. Fué el primer catedrático de prima de Teología que tuvo su orden en la referida universidad. Lo era en el año de 1453, y dejó la cátedra por haberle llamado el Rey D. Juan II para ser su confesor. Tambien le dió título de maestro del Príncipe D. Enrique, y á poco tiempo el obispado de Segovia y título de Canciller mayor de Castilla. Se consagró en la villa de Roa, año de 1438, con asistencia del Rey D. Juan, reina y príncipe D. Enrique. Celebró sínodo en la villa de Turegano, Cámara de su Obispado, a 3 de Mayo de 1440, y trabajó mucho en la composicion de tantos alborotos como hubo en aquel tiempo, causados por la privanza que con el Rey D. Juan tenía D. Alvaro de Luna, amigo de D. Lope, y por el valimiento de D. Juan Pacheco con el Príncipe D. Enrique. Por apartarse de D. Juan Pacheco, que acompañaba al Príncipe que gustaba de vivir en Segovia, y con quien tenia D. Lope algunas diferencias, permutó dicho obispado con D. Juan de Cervantes, Obispo de Avila, en el año de 1442, y de este pasó al de Cuenca en el de 1444, á 12 de Agosto. En esta ciudad edificó el hospital de San Sebastian, que estuvo donde hoy las ruinas del convento de monjas Bernardas, y tambien construyó una ermita á dicho santo, extramuros de Cuenca, en la cuesta sobre el campo de San Francisco, y en la Catedral dotó la misa de prima de los viernes, año de 1457. En Medina del Campo fundó otro hospital, dedicado á Nuestra Señora de la Piedad, con suficientes rentas para el alivio y regalo de los enfermos. Sirvió en muchos negocios al Rey D. Juan II y en Cuenca tuvo algunas disidencias con Diego Hurtado de Mendoza, que merecen especial mencion, porque en Rizo estan consignadas con demasiada inexactitud. He aquí como las refiere la crónica del rey D. Juan II, ordenada por Fernan Perez de Guzman, en el capítulo primero del año 1447.
«La historia ya ha hecho mencion de como el Rey D. Juan mandó al Obispo D. Lope de Barrientos que se fuese á la ciudad de Cuenca é se apoderase de ella é la tuviese para su servicio: el cual, luego que en la ciudad fué entrado, habló con algunas personas de quien Diego Hurtado mas se confiaba, é les dijo que secretamente dijesen á Diego Hurtado como la voluntad del Rey era que él saliese de aquella ciudad; por ende que le rogaba que de su voluntad se fuese á su tierra, porque el no oviese otra forma: que en otra manera sería forzado de hacer segun el mandamiento del Rey tenía. Diego Hurtado respondió que se lo tenia en merced é que asi lo entendía de hacer. Y el Obispo por otra parte fué certificado que venia gente al castillo de la ciudad, que Diego Hurtado tenia por el Rey; la cual él habia enviado llamar, á fin de no cumplir lo que el Obispo le habia enviado decir. E cuando el Obispo esto sintió, puso gran guardia en las puertas de la ciudad é hizo hacer barreras entre la ciudad y el castillo, (1) de manera que quedase atajado é no pudiesen los unos socorrer á los otros; en lo cual pasaron muchos dias ó tratos entre el Obispo é Diego Hurtado. Y ostandolas cosas en este estado, el dia de Santiago de 1447 años, el Obispo fue certificado que la noche de ante era entrado en el castillo Juan Hurtado de Mendoza, hijo de Diego Hurtado, con cuatrocientos hombres de á pié, é pensaba otro dia entrar por fuerza é apoderarse de ella. E desque el Obispo esto supo, mandó armar toda su gente lo mas secreto que él pudo, y él se fué á oir misa: y estando en ella, le fué dicho como gente del castillo salía é que ponía fuego á una puerta de la ciudad, que se llamaba puerta del Mercado, é asi mismo habian puesto fuego á dos casas, que eran cerca de las barreras que el Obispo habia mandado hacer. Y esto sabido por él, envió mandar á los que estaban en las barreras que curasen de las defender como dehian, que él iría luego á los socorrer, y el Obispo tomó consigo veinte hombres de armas y con ellos fué á esforzar los que estaban en las barreras peleando con la gente que del castillo habia salido. Y en este dia se tuvo manera como oviese tregua entre el Obispo é Diego Hurtado por seis dias, porque en este tiempo se Iratase entre ellos alguna concordia. El Obispo envió requerir á Diego Hurtado que le pluguiese derramar la gente que tenia é salirse de la ciudad, como el Rey lo mandaba; lo cual Diego Hurtado no quiso hacer: ante cada dia se aderezaba mas de gente y de armas. E como el Obispo esto vido, hizo presentar á Diego Hurtado la carta, por la cual el Rey le enviaba mandar que saliese de la ciudad, é ni por eso Diego Hurtado quiso salir: ante, el dia que la tregua se cumplió, mandó armar toda su gente é ante que la tregua saliese salió la gente de casa de Diego Hurtado, é salió á pelear con la gente del Obispo, asi por la parte del castillo, como en la plaza de la ciudad, é la pelea duró mas de tres horas. Al fin, la gente del Obispo puso fuego en unas casas que eran cercanas á la casa de Diego Hurtado, por tal manera que se quemó aquella casa é la del Ayuntamiento de la ciudad, é bien otros cincuenta pares de casas, é con ellas las casas de Diego Hurtado. E Diego Hurtado ovo de enviar demandar seguro al Obispo para salir de la ciudad seguramente, é se ir á la su villa de Cañete con su mujer é sus hijos. El cual salió asi é dejó en el castillo hasta treinta hombres de armas: é los que en el castillo quedaron, con otra gente que Diego Hurtado Ies envió, hicieron tanta guerra á la ciudad, é tan cruel como puede hacerse entre moros é cristianos: lo cual duró mas de un año. E visto por el Rey como aquella ciudad de todo se perdía, acordó de mover trato á Diego Hurtado que le diese su fortaleza, é ovose de concluir que el Rey le hiciese merced de un lugar que se llama la Cañada del Hoyo, á tres leguas de Cuenca, en que hay una fortaleza antigua, é ochenta ó noventa vasallos: é así entregó el castillo de Cuenca al Rey (2), la cual fortaleza de la Cañada, Juan Hurtado, hijo de Diego Hurtado, labró de tal manera, que está agora una de las mejores fortalezas que hay en el Obispado de Cuenca.»
Y en el capítulo 3 del año 1449, dice dicha crónica lo siguiente:
«En este año llegaron al cosliHe de la ciudad de Cuenca, que tenia Diego Hurtado de Mendoza por el Rey, Juan Hurtado de Mendoza é Lope de Mendoza, hijos de dicho Diego Hurtado, é Gomez Manrique, que era casado con su hija, con cierta gente de á pié é de á caballo, é poco despues de ellos llegó ende D. Alonso, hijo del Rey de Navarra, el cual traia mucha gente de armas é ginetes y peones, entre los cuales venian por capitanes Mosen Rebolledo, é D. Pedro de Urrea, é Martin Danza, é Mosen Juan de Rardaxi, é Mosen Juan de Angulo, é Mosen Juan de Herevia, é Mosen García y el Justicia de Aragon, y D. Fernando de Roxas, ó D. Diego de Sandoval, hijos del Conde de Castro. Estos capitanes se aposentaron con los que primero habian llegado, é repartiéronse en esta manera: D. Alonso, é Gomez Manrique é los hijos de Diego Hurtado, Mosen Rebolledo con la mas gente de armas de ballesteros y lanceros, se aposentaron cerca el castillo: é los otros capitanes con toda la otra gente se aposentaron á la otra parte de la ciudad, en la iglesia de Santiago, é tomaron la torre de San Anton, que es en la puerta de la dicha ciudad; que sería toda esta gente hasta seis mil hombres de pelea, entre los cuales venían muchos moros del reino de Valencia. E luego, los que estaban aposentados en la parte baja de la ciudad, vinieron á combatir la puerta de Valencia, que tenia un regidor de aquella ciudad que se llamaba Fernan Alonso Cherino, el cual era ido por la ciudad á hacer saber al Maestre que estaba en Uclés, como eran certificados que D. Alonso, hijo del Rey de Navarra, venia con gran gente á tomar aquella ciudad, é á le suplicar que si esto asi fuese quisiese venir á les socorrer, y en tanto que Fernán Alonso allá estaba, quedó el cargo de la guarda de la puerta á un hijo suyo llamado Alonso Cherino, el cual hizo un palenque, cuanto diez ó doce pasos de la puerta, é allí esperó el combate con trece hombres que tenia, é como quiera que él é los mas de los suyos fueron feridos, siempre defendió el palenque. E con toda la resistencia que él é los suyos hacían, un hombre de armas de los aragoneses saltó dentro del palenque, el cual fué allí muerto por la mano del dicho Alonso Cherino, é dende adelante ninguno osó pasar el palenque. E como al Obispo fué dicho que se combatía la puerta de Valencia, vino á muy gran prisa con gran gente á la socorrer, é como halló las puertas abiertas de la ciudad, y Alonso Cherino é los que con él estaban peleando en el palenque, ovo muy grande enojo de Alonso Cherino, é hízole dejar el palenque ó retraer á la ciudad, ó cerrar las puertas porque la defensa era muy mas segura que desde el palenque donde Alonso peleaba: é con todo el enojo que el Obispo ovo de Alonso Cherino, por se haber habido asi valientemente como se ovo, le renunció diez mil maravedís de merced, é se los hizo asentar en los libros del Rey. Y en tanto que esto se hacia, D. Alonso é los otros capitanes que con él venían, que á la parte del castillo se habian aposentado, combatieron asi valientemente el atajo que estaba hecho entre el castillo y la ciudad, que llegaron á la iglesia de San Pedro, que es junto con dicho atajo, en la cual pusieron fuego por cinco partes, é pusieron cerca de la iglesia el estandarte de D. Alonso, é pusieron fuego al palenque, é con una lombarda que habian traido de Cañete, tiraban á la iglesia, ó la gente que en la iglesia de San Pedro estaba defendiendola valientemente y eran los principales que en ella se hallaron Lope de Salazar é Juan de Salazar, su hermano, é duró este combate cuatro horas ó mas. E como el Obispo supo se combatia la iglesia de San Pedro, fué allá á muy gran priesa, con toda la gente que pudo, é de tal manera pelearon, que por la gracia de Dios la ciudad se defendió, é D. Alonso ó los otros capitanes que con él venían, asi por la gran, resistencia que en la ciudad hallaron como por la nueva que supieron de la venida del Maestre de Santiago, volviéronse en Aragon mas de priesa que á la venida, é perdieron asaz gente de la que traian é muchos caballos y acémilas é muchas otras cosas: é como quiera que de la ciudad fueron muchos los heridos, no murieron mas que dos.»
Luego que el Obispo (P. Lope Barrientos) echó de aquella ciudad (Cuenca) á Diego Hurtado de Mendoza, alcaide de su fortaleza, con orden y favor del Rey de Castilla y por consejo del Condestable D. Alvaro de Luna, en 24 de Enero de 1448 el alcaide de Albarracin, con gente de á pié y de á caballo entró en el Obispado de Cuenca y tomaron el castillo de Huélamo(3), de quien era alcaide Pero Ruiz de Pliego, que quedó prisionero, y á quien despues dió libertad, recobrando el castillo y haciendo prisionero al alcaide de Albarracin con gente de Cuenca y de Moya Juan Hurtado de Mendoza, hijo de Diego Hurtado. (4)
Los motivos de estos disturbios los revela Zurita (5) dicíendo, que siendo Diego Hurtado de Mendoza y su hijo Juan enemigos declarados del Obispo D. Lope Barrientos, ofreció aquel dar al Rey de Aragon la ciudad de Cuenca, prometiendo á su vez á Diego Hurtado los reyes de Aragon y de Navarra darle tantos vasallos en Aragon como tenía en Castilla, en el caso que fracasase la empresa y por su parcialidad perdiese su estado, y ayudarle, si salia bien, á recobrar la villa de Valdeolivas y la mitad de Salmeron, para sí y sus descendientes. Al efecto, mandaron dichos Reyes cuatrocientos hombres de guerra, á quienes siguieron D. Alonso de Aragon, hijo del Rey de Navarra, y Gomez Manrique en 5 de Febrero de 1449 con la gente de Teruel y de Daroca, y á pesar de sus muy recios combates tuvieron que retirarse sin lograr su intento, por el valor con que defendió á Cuenca el Obispo. D. Lope Barrientos. (6)
Este Prelado adalid, no por empuñar la espada dejó en olvido la pluma, pues escribió varias obras, cuyos títulos eran: «Inteligencia de lo que ordena el IV concilio de Toledo: «Que los, judíos y las que son rfe ellos, públicos oficios no hayan:» «Del Acaso y Fortuna:» «Del dormir,.del despertar, del soñar, de los adivinanzas y profecías:» (esta obra estaba en la librería del Conde Duque de Olivares.) «Tratados del adivinar y sus especies y del arte mágico:» (esta en la del Escorial, y en la Biblioteca, selus de D. Nicolás Antonio, segun una nota del Señor Bayer.) «Llave de la Sabiduría:» «Inspeccion sinodat, que estaba en el archivo de la iglesia de Segovia, segun Colmenares, (hist. del dicha ciudad, pág. 346), quien tres folios antes asegura haber tenido manuscritos muy antiguos los tratados de arte mágico, de la fortuna y sueños. Escribió á mas otros opúsculos segun D. Nicolás Antonio, y se cree que de los sumarios de Don Lope Barrientos se valió Fernan Perez de Guzman para la Crónica del Rey D. Juan II.
Notas:
(1) A la parte acá de la ciudad, y del foso en que está el filtro.
(2) Dice el P. Escudero en la vida de San Julian que luego que dejó Diego Hurtado de Mendo/a el castillo, este fué demolido: entiéndese serian las murallas que daban frente a la ciudad.
(3) Zurita, Anales de Aragon lib. 15 cap. 53
(4) Cronica de D. Juan II.
(5) En dichos anales, cap. 54.
(6) Mariana, hist. de España, lib. 22, cap. 9; y el legajo 23, núm. 14, año 1449, del archivo de esta ciudad.
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