lunes

EL SACERDOTE

El sacerdote
recibe el Espíritu Santo,
la cándida estola,
la potestad de leer en nombre del Señor...
Por unción y bendición se consagran
y santifican sus manos...
Recibe la potestad de ofrecer el Sacrificio...

Hízose así
para que la gracia del Señor se manifieste
sensible y permanente, sacramental,
y el Verbo de Dios
sea claro en tu boca como el agua en la fuente.

Revestido de pureza,
de fortaleza y de justicia,
tu palabra nos ha de llegar desde el mismo Cristo
porque no sólo tus manos han de darle vida.

Sacerdote,
recuerda que las letras
son el medio que Dios ha dado al hombre
para que tú puedas leer Su palabra
a todos nosotros los soberbios,
los de corazón empecinado y ojos iracundos,
a los que llevan en sus manos
la inquietud de lo ajeno en todas sus especies...

Tú tienes la potestad de leer en nombre del Señor
y la facultad de escribir...

Escribe, pues, para que lleguemos a escucharte,
Carlos.


"El Molino de Papel"
Nº 7, Ago 1956

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