Miércoles, 3 de noviembre de 1999
VICIOS DE LA CORTE
RAUL DEL POZO
Corría el año 1546. En la ciudad de Cuenca habían nacido, años antes, los hermanos Juan Díaz y Alfonso Díaz. Juan era teólogo y escritor, pero se dio a la lectura de malos libros y emigró a Alemania donde se juntó con otros expatriados y heresiarcas. Alfonso, al saber que tenía un luterano en la familia tomó inmediatamente camino de Alemania con el propósito de convertir a su hermano o de matarlo. Cuando lo encontró, se echó llorando a sus pies, recordándole el borrón que echaba sobre la honrada familia. Pero nada pudo doblegar aquella alma, cegada por el error y vendida al sórdido interés. Alfonso, que maduraba ya el espantoso proyecto de quitar de en medio a su hermano, se despidió de él con dulces y engañosas palabras, no sin darle, para socorro de sus apuros, catorce coronas de oro. Pero meditó la venganza de su honra. Su hermano era un enemigo de la patria y de la religión y estaba fuera de la ley divina y humana. Comunicó el intento a un criado; compraron un hacha pequeña que les pareció bien afilada y de buen corte y volvieron a Neoburg. Sigilosamente, con el hacha escondida, llamó el criado a la puerta y dijo que traía cartas de su amo. Juan se levantó a toda prisa de la cama, tomó las cartas, y cuando empezaba a leerlas con la luz de la mañana, el satélite de Alfonso sacó el hacha, le hirió las sienes y le cortó la cabeza en dos pedazos. Alfonso contemplaba la escena al pie de la escalera. Luego los prendieron, hubo forcejeo de las distintas jurisdicciones militares y eclesiásticas, o Carlos V dijo que el no tenía autoridad para juzgarlo y Alfonso salió libre, aunque, luego, acosado por los los remordimientos, se ahorcó del cuello de su mula.
Este cuento asombroso no es un cuento, sino un hecho histórico narrado por Marcelino Menéndez y Pelayo y retrata la España que quemaba los libros y a los hombres equivocados. Ahora la Iglesia ha levantado la excomunión sobre Lutero para lograr la reconciliación entre cristianos y protestantes. Pero, ¿quién va a resucitar a todos los chamuscados por la Inquisición? ¿Quién va a restituir los bienes que confiscaron? ¿Quién bajará a Alfonso del cuello de la mula y quién unirá los dos trozos de la cabeza de Juan Díaz? El primer crimen de Cuenca fue la invención de un cómico, el segundo, una película. El verdadero crimen de Cuenca es el de la intolerencia con los protestantes.
OPINION (El Mundo)
Miércoles, 3 de noviembre de 1999
VICIOS DE LA CORTE
RAUL DEL POZO
En el libro titulado "Historia de la Muy Noble y Leal Ciudad de Cuenca" , pag. 309, escrito por Martín Rizo, en 1629, al que corresponde la imágen, ya cita al "Doctor Alonso Diaz que mató a su hermano por auer faltado a nuestra religión", en el apartado: "Personas santas y de loable vida".
De esta historia, y sobre este personaje, hemos encontrado también este libro:
En el libro titulado "Historia de la Muy Noble y Leal Ciudad de Cuenca" , pag. 309, escrito por Martín Rizo, en 1629, al que corresponde la imágen, ya cita al "Doctor Alonso Diaz que mató a su hermano por auer faltado a nuestra religión", en el apartado: "Personas santas y de loable vida".
De esta historia, y sobre este personaje, hemos encontrado también este libro:
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