I
A veces sabe a muerte la distancia.
El recuerdo y la incógnita futura
de fusil a fusil tienden un arco.
Y uno aborrece tanto las manzanas
que se queda tumbado para siempre
sobre las ferrovías o el asfalto
si no ha encontrado un árbol donde ahorcarse.
II
La hora de sembrar empuña ideas.
El hombre está suspenso. Abre la mano.
Una lluvia de estrellas y de balas
rompe la frente y las palabras nacen
y los obscuros signos de la Ciencia.
Este es el árbol. Puede ser el árbol.
Es oportuno preparar el cáñamo.
III
Conjugando la cuerda, las manzanas,
la Ciencia, las palabras y la muerte
puédese hallar a Dios en cada esquina
y podemos comer en su memoria
el pan del albedrío de las gentes;
ese libre albedrío tan extraño...
IV
Yo me descubro en un abismo siempre.
Amo la piedra. Debo despeñarme.
A veces sabe a muerte la distancia.
El recuerdo y la incógnita futura
de fusil a fusil tienden un arco.
Y uno aborrece tanto las manzanas
que se queda tumbado para siempre
sobre las ferrovías o el asfalto
si no ha encontrado un árbol donde ahorcarse.
II
La hora de sembrar empuña ideas.
El hombre está suspenso. Abre la mano.
Una lluvia de estrellas y de balas
rompe la frente y las palabras nacen
y los obscuros signos de la Ciencia.
Este es el árbol. Puede ser el árbol.
Es oportuno preparar el cáñamo.
III
Conjugando la cuerda, las manzanas,
la Ciencia, las palabras y la muerte
puédese hallar a Dios en cada esquina
y podemos comer en su memoria
el pan del albedrío de las gentes;
ese libre albedrío tan extraño...
IV
Yo me descubro en un abismo siempre.
Amo la piedra. Debo despeñarme.
"El Molino de Papel"
Nº 13, Feb 1958
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