SOÑANDO VERSOS
“Y a ti que lees, y das vida a mi intento”. Escribir no es solo un ejercicio de crear palabras sobre un papel; es un acto de convocar lo etéreo, de darle forma al viento, de llevar al lenguaje lo que la mente percibe pero no puede tocar. Sin el lector, la palabra escrita no sería más que un eco vacío, un susurro perdido en el aire. Es en el otro, en el que recibe, en el que encuentra la resonancia, donde cobra vida la obra.
Aquí no se escribe para conseguir aplausos, ni para buscar la gloria efímera de una fama momentánea. La escritura, como se dice, no busca nada más que el desahogo del alma, la necesidad de dejar en el papel lo que en el pecho no cabe. Es una catarsis; es una forma de respirar cuando las palabras se convierten en la única forma de expresarse. “Escribo por amor, por desahogo”.
Al igual que los versos soñados, aquellos que surgen entre el duermevela y el despertar, entre la vigilia y el sueño, los textos aquí reunidos se nutren de lo imposible. La palabra busca ofrecer al inalcanzable un propósito, al invisible una forma que sobreviva al olvido.
Es una invitación a detenerse y reflexionar sobre la razón de escribir, sobre el porqué de nuestras palabras y nuestros silencios. A los lectores que buscan más que una historia que los entretenga, a aquellos que desean sumergirse en los pliegues de la emoción, les ofrecemos un pedazo de lo imposible convertido en letra, una memoria que desea, al igual que un sueño, permanecer viva en el tiempo.
Escribe, sueña y lee, porque todo lo que se dice y se siente, al final, encuentra su destino.
DON QUIJOTE
SANCHOEl mundo dio a mis manos esta carga,no sé si soy del todo hombre sabio,más tengo corazón, y no resabiode miedo al poderío que se embarga.
DON QUIJOTESancho, el poder no siempre es luz ni faro,ni el hábito santifica al villano.Haz juicio firme, recto y bien humano,pues Dios no mora en templo tan avaro.
SANCHOLa niña habló con llanto y con temblor,y dijo que aquel fraile la tocaba.¡Maldita sea la túnica que lavala culpa en nombre falso del amor!
DON QUIJOTEQue hable la niña, y tiemble el fariseo.No hay cruz que tape crimen ni tortura.La justicia no teme vestidurasi arde en su alma el fuego verdadero.
SANCHOMi vara no es bastón de hipocresía,ni haré del miedo silla ni estandarte.Que tiemble el falso cura al declararte,muchacha, voz de Dios y valentía.
DON QUIJOTEHablas con honra, amigo gobernador.No es menos noble aquel que juzga al fuerte,si en su sentencia vence a la muertey alza la voz del niño y del dolor.
SANCHOLo digo y no me tiembla ni la mano:quien toca a la inocencia ha de pagar.No hay rezo que lo pueda perdonar,ni altar que oculte crimen tan inhumano.
DON QUIJOTE¡Bravísimo! Que tiemble el que ha mentido.No calles por respeto al clerical.Más santo es el pastor que, sin ritual,protege al débil, no al ceremonial.
SANCHOEl reo hablará y Dios que esté presente,que vea si hay verdad en su defensa.Mas si miente, su pena será inmensa,pues nadie engaña al justo ante su gente.
DON QUIJOTEY si el pecado viste de retórica,tú clávalo en el muro de tu juicio.No temas si su rango es de artificio:la verdad, Sancho, no conoce jerárquica.
SANCHOAsí juro ante el cielo y mi conciencia,con vara de justicia y de razón:quien daña a un niño, quiebra su nación,y en mi ínsula no habrá más indulgencia.
DON QUIJOTESancho, me honras con tu temple y tu habla.Hoy has vencido más que mil gigantes.La pluma de la ley, entre tus guantes,valió más que mi lanza y mi cabalgata.
PERRO
¡Ay, gato pulgoso, no te hagas el fino!Yo me rasqué tanto que arruiné mi camino.Salté en la bañera, me di tres chapuzones,¡usé hasta perfume de flores y limones!GATO¡Por favor, canino, qué espectáculo dás!Yo uso elegancia, ¡agua jamás!.Mis pulgas las trato con yoga y con menta,y un poco de incienso... ¡la calma se sienta!PERRO¡Bah! Yo me revuelco en el lodo y el pasto,y luego me sacudo como un rayo nefasto.Pero al fin mi dueño, con cara de horror,me puso unas gotas y... ¡adiós picazón!GATO¿Unas gotas? ¡Qué método más burdo!Yo prefiero el arte del baño absurdo:Me froto en romero, me unto lavanda,y me relajo al sol en mi hamaca blanda.PERRO¿Y funcionó, oh felino sabiondo?¿Ya no te pica el pelaje redondo?GATOBueno... la verdad es que no, ¡aún me acribillan!Anoche bailaron flamenco en mi axila.Así que rendido, acepté mi castigo...Y fui al veterinario… ¡maullando bajito!PERRO¡Jajaja! ¡Bienvenido al club, mi rival!¡Las pulgas nos unen en plan animal!Con gotas, con baños, con trampas o hechizos...¡lo bueno es que juntos vivimos sin bichos!GATOUn trato entonces, mi can favorito:tú traes el champú, yo pongo el granito.Y si regresa la plaga traidora…¡Atacamos en dúo a la pulga devoradora!
EL BESO
En Toledo dormía el invasor,
bajo un cielo nublado, sin estrella.La iglesia, muda, gótica doncella,recibió al joven lleno de pavor.Halló en su centro tumba venerada,yacía allí una dama de alabastro.Su rostro era de luna, y era un rastrode amor antiguo en piedra consagrada.Doña Elvira —leía la inscripción—,y al pie, su esposo, el noble caballero.Y el joven, militar y forastero,sintió nacer del mármol la pasión.Al alba, entre los vinos, comentósu hallazgo a sus amigos con encanto.Ellos rieron alto, ebrios de tanto,y a la iglesia el camino les guió.-¿No ves que está dormida y no respira?-dijo uno al capitán, con tono grave.-Despertarla, si tanto os conmueve-clamó el otro, con sorna que delira.El capitán, borracho y arrogante,tomó su copa y rió con desprecio.-¡Que beba el muerto!- gritó con desprecio,y al rostro fue, burlón e insultante.Manchó el perfil del noble que en la rocaguardaba a su doncella sin quebranto;y luego, sin temor, con risa y canto,buscó besar la frente de la roca.Mas antes que rozara su hermosura,sintió que el suelo ardía bajo el pecho;su rostro se quebró, quedó deshecho…la piedra respondió con su ternura.Los otros, paralizados de horror,miraban al herido sin respiro.Sus labios, mutilados por un giro,por un puño de mármol vengador.-¡El caballero ha sido! - uno exclamaba-¡Su brazo defendió lo que era eterno!Y huyeron del umbral oscuro e interno,dejando atrás la historia que temblaba.-Perdón, señora, si manché su honor-murmuró al pie del túmulo sin ruido.Y entonces sintió un bálsamo escondido:una lágrima suya de dolor.Cuentan que el que profana lo sagradono escapa de la tumba ni del arte.Que el mármol puede amar, puede matarte,y el beso sin amor será juzgado.
Alonso, fiel amante de alma herida
subió al monte envuelto en niebla y quebranto,llevado por amor, no por espanto,por Beatriz, su ilusión nunca cumplida.La noche era oscura, la luna helada,y el viento soplaba con voz de ultratumba.Las hojas giraban, danzaba la bruma,las ánimas velaban su emboscada.Beatriz, desde el lecho, fingía el pesar,su risa en la sombra burlaba el querer.Sabía que Alonso podía volver,mas nunca pensó que fuera a buscar."Mi banda he perdido", dijo con calma,"si la hallas, será tuyo mi recuerdo".Y él, ciego de amor, partió sin acuerdo,dejando en el risco su joven alma.Las sombras lo hallaron sin resistencia,la sangre manchó su noble armadura.Su grito fue eco en la noche oscura,murió por amor y por su creencia.Beatriz despertó al sonar la campana,oyó pasos fríos rasgando el silencio,un roce en su cuello, una fría presencia,y vio la bendita banda temprana.Al verla entendió que no era un desvelo,gritó de terror y cayó sin consuelo.

- Güenas tardes, vecina Sabastiana,¿ande vas con tu saya tan ceñía?-¡Ay, Pangracia! Pues mira, por la plaza,que hacía un mes que no t'había visto.
Desde Cebrero que no nos ajuntamos,¡y yo ya t’echaba mu en falta, hija!
-¿Y qué haces tan repanchigá en la banca?-Toy viendo juegar a las zagalicas,y al mesmito tiempo viendo el pasar,pus como decía aquel que ya murió:"los ojos no comen más que lo que ven".
-¡Pus esto está mu alegre y bien servío!Yo ya no reconozgo a ni un cristiano,y pa más inri me he pegao una buena,una chamá con los redomas mismaque me dejó doblá cual gusanillo.
Sin ganas de sayuná, ni de ná.
Me he estao sentá al brasero, como un palo,como un camino seco sin salida.Menos mal que mi hombre, que es un santo,él mesmo se guisó su caldico.
Que si no fuera por su hombría buena,¡ay, Sabastiana!, t'aseguro yoque habríamos vivío de pelagarza,tós los días con pena y sin sal.Mira, ¿quién es aquella tan altona?
-Esa es la del meteminario, sí,y no son alpargatas, son zapatos,de esos que se ponen las ricotas.-¡Ay qué jeta se gasta la muy tiesa!¡Y aún se cree que no huele como toas!
-Dicen que ha ido a casa de Trebucioy l'ha metío una cuenta relargapor vesitar la borrica, ¡pobreta!,que al fin murió, y no estaba igualá.Y a tó el mundo le cobra lo mesmo.
-Pues ella no me paice tan señora,dicen que su casa está que da grima,que no entras ni con zancos de gigante.Y luego dicen: “¡los probes, qué asco!”¡Pero si son peores las ricotas!
Yo, que no sé de letra ni de ciencia,pero soy mu mujer pa mi familia,sé bien que las que alardean y se empinanson más malas que un cesto de alacranes.¿Aquella verdinosa tan zalamera?
Esa es del menistrante, el matasanos,ni un clavo me sacó pa mi marido.Le dio un mejunje amargo como un llanto,y el pobre se me fue quedando ido.
Menos mal que recé con fe al Bendito.Llorando al Cristo santo, dolorido.
Se me puso el probe como pa irse,pero el Señor lo fue dejando listo.Ella, la suya, tampoco es del tó,que dicen cosas que son de no creerse.
Que salió un endevíduo de su casala otra noche, sin que el hombre estuviera.A mí no me lo creas, pero ijola Celípa que algunas lo vieron,y que ella es mu gata y mu interesá.
Que tiene genio pa tó y que es mediana,y yo no digo ná por ningún aquel,pero no pienses tú que es mu segura,según andan los dichos por el barrio,y el río, ya sabes, siempre algo lleva.
-Pus puede que sean hablauríos nomás.-¡Qué s’yo! Pero cuando el río resuena,agua siempre baja, chica, eso es fijo.Yo ya me enteraré, tú no lo dudes,y luego te lo cuento sin malicia.
La Celípa, que es güena y no es chismosa,me lo cuenta tó como va saliendo,con su santa intención y sin enredos,porque ella es mu clara y de buen corazón.No tiene doblez, ni busca jorgorio.
-Ya viene por ahí el boticario,y con él D. Serapio, que es bien güeno.Dende el balcón vido a un tío gritandoque vendía caracoles por la calle,y sin regatear, se quedó con tós.
Llamó a los muchechos de medio lugar:el de la Gumisilda y la Filisa,el de la Estanisllá y la Anserma,el de la Loncía y la Frandisca,y qué s’yo cuántos más pa la comía.
Hicieron una lechigá bien grandecon los caracoles que se relamían,y se chuparon los deos, ¡los zurdos!,que fue tan sabroso y tan bien arreglaoque hasta el gato se puso en la ventana.
-Y el boticario, ¡otro que tal baila!Nos da agua de pozo y rejalgar,y vende las sanguijuelas carísimas.Si se las pones, ni muerden ni ná.¡Con lo que cobra el tío sinvergüenza!
-Chica, me voy que ya se hace la hora,mi hombre vuelve del campo de mal genio,se conoce que las herpes lo rematan.Empieza a vocíar como un demonio,y yo me quedo muda como estatua.
-Pues yo también me voy, que se hace tarde.Diquiá otra vista, vecina mía.-Que no tengáis novedá, Pangracia.-¡Y que haiga salú pa tó el vecindario!
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