Subtitulada “revista mensual”, y con el lema “ensayos, poesía, crítica al servicio de la causa popular”. Se trata de la publicación literaria y artística que ha sido calificada por Serge Salaün como la “revista de la alta intelectualidad española”, cuyos artífices estuvieron “próximos a los destinos de la República”, según palabras de César Antonio Molina, quien añade que su grandeza estuvo “en la libertad creativa, la multiplicidad cultural y lingüística, así como la ideológica”.
Promovida por Juan Gil-Albert, Rafael Dieste, Ramón Gaya (que fue su principal viñetista y dibujante) y Antonio Sánchez Barbudo (que fue su primer secretario), su diseño estuvo a cargo de Manuel Altolaguirre, integrando todos ellos su primer comité de redacción. Mientras que en el consejo de colaboraciones se hallaron León Felipe, José Moreno Villa, Ángel Ferrant, Antonio Machado, José Bergamín, Tomás Navarro Tomás, Rafael Alberti, José F. Montesinos, Rodolfo Halfter, José Gaos, Dámaso Alonso y Luis Lacasa, a los que se unirán Joaquín Xirau, Pedro Bosch Gimpera, Benjamín Jarnés, Alberto José Gaos, Enrique Díez Canedo, Luis Cernuda, Corpus Barga, Juan José Domechina, Carles Riba y Juan de la Encina. También en su comité se hallarán María Zambrano y Emilio Prados. Y a todos ellos se unirán Quiroga Pla, Arturo Serrano Plaja, Rosa Chacel, Octavio Paz, César Vallejo, Max Aub, entre otros muchos más.
Al principio fue editada en Valencia y posteriormente en Barcelona, apareciendo hasta un total de 22 números, entre enero de 1937 y octubre de 1938, y estuvo subvencionada por el ministerio de propaganda a cuyo cargo estuvo Carlos Esplá. Según Waldo Frank, supuso “el mayor esfuerzo literario nacido de la guerra”, y Francisco Caudet ha destacado que fue una revista escrita en castellano y catalán, con una aportación intergeneracional, de mayores y jóvenes, en donde jugaron especial papel los componentes el “27”, “republicanos, comunistas, anarquistas, socialistas, filomarxistas, católicos, sefarditas, conservadores, hispanoamericanos, extranjeros, etc.”.
Incluyó textos de creación poética, narrativa y teatral, de ensayo, crítica literaria y de arte, semblanzas, información cultural (conferencias, conciertos, etc.), comentarios de actualidad política, reseñas bibliográficas, etc.
Existe una reproducción facsímil, realizada en Nendelrn (Liechtenstein), por Kraus Reprint, en 1972, que incluye índices. Una antología, con la selección y prólogo de Francisco Caudet, fue publicada en Ediciones Turner, en 1975.
PROPÓSITO
Promovida por Juan Gil-Albert, Rafael Dieste, Ramón Gaya (que fue su principal viñetista y dibujante) y Antonio Sánchez Barbudo (que fue su primer secretario), su diseño estuvo a cargo de Manuel Altolaguirre, integrando todos ellos su primer comité de redacción. Mientras que en el consejo de colaboraciones se hallaron León Felipe, José Moreno Villa, Ángel Ferrant, Antonio Machado, José Bergamín, Tomás Navarro Tomás, Rafael Alberti, José F. Montesinos, Rodolfo Halfter, José Gaos, Dámaso Alonso y Luis Lacasa, a los que se unirán Joaquín Xirau, Pedro Bosch Gimpera, Benjamín Jarnés, Alberto José Gaos, Enrique Díez Canedo, Luis Cernuda, Corpus Barga, Juan José Domechina, Carles Riba y Juan de la Encina. También en su comité se hallarán María Zambrano y Emilio Prados. Y a todos ellos se unirán Quiroga Pla, Arturo Serrano Plaja, Rosa Chacel, Octavio Paz, César Vallejo, Max Aub, entre otros muchos más.
Al principio fue editada en Valencia y posteriormente en Barcelona, apareciendo hasta un total de 22 números, entre enero de 1937 y octubre de 1938, y estuvo subvencionada por el ministerio de propaganda a cuyo cargo estuvo Carlos Esplá. Según Waldo Frank, supuso “el mayor esfuerzo literario nacido de la guerra”, y Francisco Caudet ha destacado que fue una revista escrita en castellano y catalán, con una aportación intergeneracional, de mayores y jóvenes, en donde jugaron especial papel los componentes el “27”, “republicanos, comunistas, anarquistas, socialistas, filomarxistas, católicos, sefarditas, conservadores, hispanoamericanos, extranjeros, etc.”.
Incluyó textos de creación poética, narrativa y teatral, de ensayo, crítica literaria y de arte, semblanzas, información cultural (conferencias, conciertos, etc.), comentarios de actualidad política, reseñas bibliográficas, etc.
Existe una reproducción facsímil, realizada en Nendelrn (Liechtenstein), por Kraus Reprint, en 1972, que incluye índices. Una antología, con la selección y prólogo de Francisco Caudet, fue publicada en Ediciones Turner, en 1975.
PROPÓSITO
(Insertado en el Nº 1)
El título de nuestra revista lleva implícito su propósito. Estamos viviendo una hora de España de trascendencia incalculable. Acaso su hora más importante.
Saber si ésta es su hora definitiva, o una hora de enorme importancia sencillamente, es un problema que se nos presentó al pensar en el título, Y si optamos por la forma indeterminada fué porque ésta no admite ambigüedades, mientras, que, la otra sí. Al decir HORA DE ESPAÑA afirmamos que es hora suya, pero no que sea su hora. En cambio, al decir La Hora de España nos asaltarían, por lo menos, estas dos preguntas:
¿es su hora en el orden nacional o en el orden internacional? Y entraríamos con tales interrogaciones en el terreno de las profecías más o menos filosóficas, terreno poco firme.
Quede, pues, en HORA DE ESPAÑA, y sea nuestro objetivo literario reflejar esta hora precisa de revolución y guerra civil. Es cierto que esta hora se viene reflejando en los diarios, proclamas, carteles y hojas volanderas que día por día flotan en las ciudades. Pero todas esas publicaciones que son en cierto modo artículos de primera necesidad, platos fuertes, se expresan en tonos agudos y gestos crispados. Y es forzoso que tras ellas vengan otras publicaciones de otro tono y otro gesto, publicaciones que, desbordando el área nacional, puedan ser entendidas por los camaradas o simpatizantes esparcidos por el mundo, gentes que no entienden por gritos como los familiares de casa, hispanófilos, en fin, que recibirán inmensa alegría al ver que España prosigue su vida intelectual o de creación artística en medio del conflicto gigantesco en que se debate.
Nuestros escritos han de estar, pues, en la línea de los acontecimientos, al filo de las circunstancias, teñidos por el color de la hora, traspasados por el sentimiento general.
Nuestro pensamiento es éste: Si es la hora del alba, nuestros actos serán levantarnos, asearnos, agarrar las herramientas y empezar la tarea de esta hora. Y todas estas operaciones irán teñidas forzosamente del color de la luz que hay y del frío del amanecer y transida por los sonidos mañaneros y por la animación matutina. Si fuese la hora del mediodía o la del ocaso, nuestros movimientos serían otros, y también la luz y los sonidos. Creemos, en suma, que la hora manda, Y debemos atender lo que nos manda la HORA DE ESPAÑA.
Nota: haciendo clic sobre la imagen (arriba, izquierda, Nº 1) podran acceder a los ejemplares de la Biblioteca Nacional, y después en "Mostrar ejemplares"
AQUÍ PUEDEN VER LAS PORTADAS DE LOS EJEMPLARES DEL Nº 1 AL 22
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