sábado

Gonzalo de Solórzano

D. Gonzalo nació en Torralba, de la diócesis y provincia de Cuenca. Fueron sus padres Gonzalo de las Muelas y Catalina de Solórzano, de la que tomó el apellido, sin que se conozcan las razones que le movieron a ello. Disfrutó de una beca en el Colegio Mayor llamado de Cuenca de la ciudad de Salamanca y llegó a desempeñar cátedra de Sgda. Escritura. Disfrutaba la canonjía magistral de Zamora y un beneficio simple cuando el rey lo presentó para la diócesis de Mondoñedo. La cédula real de Felipe II consigna que ostentaba el título de maestro y la bula pontificia afirma que era doctor en Teología. El indicado monarca se fijó en él para la sede arzobispal de la Isla de Santo Domingo; pero no la aceptó. En vista de ello el mismo monarca, hallándose en Madrid, lo presentó para la diócesis mindoniense en virtud de cédula del 12 de noviembre de 1566, que dirigió al embajador en Roma D. Luís de Recaséns. No fue confirmado obispo hasta el consistorio secreto del 13 de enero de 1567. Como quiera que las Bulas iban a demorar un poco, a petición del virrey de Napóles, se extendió a nuestro prelado un breve de S. Pió V, de 17 de enero de 1567, para que pudiese tomar posesión del obispado antes de recibir las aludidas Bulas. Las razones de esta decisión eran el evitar que la diócesis se viese privada de pastor por mucho tiempo, con el consiguiente detrimento, y el evitar molestias al agráciado con la mitra. Pero se 1e ponía al prelado una condición: la de hacer efectiva la suma de las tasas de las Bulas en el termino de cuatro meses.
En Roma parece que se tomaban prisa. En cambio en España los negocios se llevaban con calma, ya que nuestro obispo no recibió la ordenación episcopal hasta el 12 de octubre del referido año de 1567. El obispo consagrante fue el de Tuy D. Diego de Torquemada, que realizó la ceremonia en su iglesia catedral nádense, asistido por el obispo de Orense Fernando Trido (Trigo) y el obispo de Mantua Ludovico Normanno. El consagrante extendió la oportuna acta, que se remitió a la Sta. Sede. D. Gonzalo, inmediatamente antes de su consagración, emitió el juramento de fidelidad y la profesión de fe, siendo testigos el inquisidor de Galicia doctor Quijano y varios canónigos de Tuy.
Desconocemos la fecha en que D. Gonzalo tomó posesión del obispado. A no dudarlo, lo realizó por procurador, ya que consta que no tuvo la entrada en el templo catedralicio de Mondoñedo hasta el 28 de octubre, como veremos. El 2 de abril de 1567, bastante antes de la consagración episcopal, nos encontra-mos con un provisor nombrado por el prelado, por lo cual es forzoso concluir que la toma de posesión tuvo lugar antes de esta fecha, en la que el provisor Lcdo. Esteban Sánchez, por el obispo D. Gonzalo de Solórzano, concedió una ración en la catedral, que llevaba aneja la sacristía mayor de la misma, vacante por renuncia de Pedro Domínguez, previa presentación del cabildo y del tesorero Bartolomé García de Estoa, patronos, a partes iguales, de dicha ración y sacristía, a Juan de Molina, al que dio la colación y canónica institución, mandando al cabildo otorgarle la posesión y ponerle de relieve las cargas inherentes al sacristán mayor. En un documento del año 1574, del que se hablará más tarde, se dice que D. Gonzalo realizó la entrada en la catedral el 28 de octubre, fiesta de los santos S. Simón y S. Judas. No se consigna el año; pero es de creer que fue el de 1567. En el mes de noviembre de ese mismo año lo vamos a ver en seguida presidiendo un cabildo de los canónigos. De ahí se desprende que ya se hallaba en Mondoñedo y que, consiguientemente, ya había entrado en la catedral. No realizó la entrada en el año 1566, porque todavía no había sido nombrado obispo. Es evidente, pues, que hizo su entrada en la Catedral el 28 de octubre de 1567, pocos días después de haber recibido la ordenación episcopal.
Mondoñedo
El 22 de noviembre de 1567 preside un cabildo, en el que se van a tomar dos acuerdos importantes. El Lcdo. Bartolomé Sagrario Molina expuso ante el prelado que él tenía un canonicato, que era el de magistral, y, al mismo tiempo, disfrutaba la dignidad de Juez del Fuero, percibiendo las rentas de la dignidad y de la prebenda; pero sin que ello fuese de una forma estatutaria. Por todo ello pidió al obispo y a los capitulares reunidos que procediesen a la unión de la prebenda magistral a la dignidad de Juez de Fuero para que estuviesen siempre unidas en una sola persona, que debería ser Lcdo. en Teología. No obstante, por los días de su vida, él decidió renunciar a la canonjía magistral, pidiendo que se declarase vacante para que puedieran presentarse opositores, en cuya provisión, previas las lecciones y sermones del caso, se procedería a votar entre los asistentes, debiendo adjudicarse al que obtuviese más número de votos. En caso de empate, se otorgaría a aquel por quien votase el prelado o su provisor, sin necesidad de repetir la votación. En ese mismo cabildo o, cuando menos, en ese mismo día, el prelado manifestó que, por la visita que acababa de girar a la catedral, le constaba que las canonjías eran muy pobres, ya que un canonicato, sin distribuciones, no rentaba más de 1.800 maravedís y de 15a 16 fanegas de trigo y, dado que el Concilio tridentino había mandado suprimir alguna prebenda, en caso de que no existiesen prestamos simples para unir, en virtud de dicho Concilio unió a la mesa capitular de la catedral las dos primeras canonjías que vacaren, en caso de que acaeciese la vacante en meses tanto ordinarios como apostólicos, incorporando sus rentas a la susodicha mesa capitular, tanto para prebendas como para distribuciones cotidianas. Previamente se había informado el prelado de que en la diócesis no existían préstamos simples que pudieran ser incorporados a la dicha mesa capitular. El documento empieza poniendo de relieve que el prelado había girado visita pastoral a La catedral. La primera entrada en ella se había realizado el 28 de octubre y el 22 de noviembre ya había girado la visita al templo catedralicio. De ello se infiere que, no bien incorporado al territorio diocesano, dio comienzo a la visita pastoral. Parece como si quisiera compensar el tiempo que demoró en hacer su entrada en la diócesis. El 10 de diciembre de 1567 extendió título del beneficio parroquial de S. Miguel y Santiago de Reinante, que eran de presentación del administrador de S. Miguel y del abad y monjes de Villanuyeva de Lorenzana, a favor de Alvaro González de Reinante. El mismo día D. Gonzalo, volviendo a considerar la pobreza de la mesa capitular, a la vista de los acuerdos del Concilio de Trento y del privilegio de papa Nicolás V, y una vez obtenido el consentimiento de D. Diego Maldonado, arcediano de Montenegro, unió e incorporó a la referida mesa capitular el préstamo -tres ochavos sin cura- de S. Juan de Freijo, dándole seguidamente la colación e institución canónica del mismo. Además de la firma, el prelado mandó poner su sello en seco sobre cera roja. El cabildo tomó posesión del referido préstamo el 19 de agosto de 1568.
Catedral de Mondoñedo
El 27 de enero de 1568 nuestro prelado otorgó documento de foro a favor de Lope de Esqueira, vecino de Sta. Cruz del Valle de Oro, del monte conocido con el nombre de Paredes, para que en el pudiese edificar una casa. La concesión se hizo por tres vida y en canon foral de 7º de todo lo que labrare en dicho do Eixo Argote, vecinos de Nois, éstos como fiadores, se habían comprometido y obligado a pagar al referido prelado, por razón de la renta del cillero de Nois, 46.000 maravedís, de los cuales Fernando Ares había pagado 32.102, y por los restantes 13.898, había sido ejecutado -embargado- Lopo de Almuina. En vista de ello, el mayordomo otorgó carta de pago. En este documento se dice que D. Gonzalo era «electo de Oviedo». En 30 de marzo otorgó un foro a Gonzalo Díaz de Rigoyos, vecino de Mondoñedo, por tiempo de tres vidas, de las heredades de Sta. Eulalia de Villaosende, en canon foral de 24 reales. Todavía continuaba al frente de la diócesis el 24 de dicho mes, ya que en esta fecha unió a la mesa capitular el préstamo, sin cura, de Sta. Eulalia de La Devesa, cuya presentación correspondía al prelado, y que se hallaba vacante por fallecimiento del canónigo Lope de Frías y renuncia presentada por el provisor Lcdo. Esteban Sánchez. El prelado dio la colación y canónica institución al cabildo, que tomó la posesión el 1 de mayo de dicho año. En estos primeros meses de 1570 o finales de 1569 parece que el prelado concedió la mitad del priorato de Pedroso al tesorero de la catedral Antonio Maldonado. En efecto, en 1573 se entabló una controversia entre este tesorero y el cabildo. Aquél afirmaba que el prelado se la había concedido por tiempo de 6 años; el cabildo, en cambio, se encastillaba en afirmar que el prelado había revocado la concesión en relación con el período de tiempo, que había reducido a tres años. Después de las primeras escaramu¬zas, decidieron poner la solución en manos del Lcdo. Esteban Sánchez, cuyo veredicto se comprometieron a acatar. Tomó posesión de la diócesis ovetense el 18 de mayo de 1570. Murió en la villa de Noreña el año 1580.

Constituciones y obras
Catedral de Mondoñedo
Se sabe que D. Gonzalo promulgó unas constituciones, que se hallaban en la sacristía de la catedral, por referirse fundamentalmente a los sacristanes y capellanes. Se ponía de relieve en ellas la obediencia y reverencia que estos debían prestar a los canónigos, su obligación de servir en las Horas canónicas, de asistir a las procesiones, de portar la cruz, de incensar, de asistir en el facistol, de acompañar en el canto de Espístolas y Evangelios, de suplir a los niños de coro, etc. También se encuentran en ellas normas sobre el visistador, el mayordomo, el modo de hacer el cabildo, el maestro de ceremonias, los mozos de coro, etc. Conservamos dos traslados de estas constituciones: uno del 1590, y otro de 1604. Ninguno de ellos nos brinda la fecha de su promulgación. Hallándose ya en Oviedo, D. Gonzalo dotó los Maitienes de San Simón, con Misa de Prima, con cargo al préstamo de La Devesa, por é1 unido a última hora, como acabamos de ver, a la mesa capitular. Un documento del cabildo del año 1574 pone de relieve las muchas obras realizadas por este obispo y los muchos ornamentos con que enriqueció a esta catedral. ¿Que obras son éstas a que se referían los canónigos?. Probablemente tenían presentes las obras de restauración ele la capilla de San Andrés, que, en adelante, iba a servir de sala capitular para las reuniones de los prebendados. No conservamos documento alguno que nos atestigüe que D. Gonzalo haya restaurado esta capilla. No obstante, de documentos posteriores podemos concluir con certeza que fué el Sr. Solórzano quien realizó su reconstrucción. Y decimos reconstrucción, puesto que ya existía durante la Edad Media y en ella se reunían los canónigos para tratar de sus asuntos. En las centurias medievales se le llamaba más corrientemente Paazo dos Cabaleiros. El 17 de agosto de 1571, el 30 de diciembre de 1572 y el 10 de abril de 1573 se reúne el cabildo «dentro del cuarto nuevo sito en la claustra»- El 16 de septiembre de 1575 se reúnen los canónigos «dentro de la capilla del señor Santo Andrés, sita en la claustra». Pero un documento de 1580 identifica la capilla de S.Andrés con el cuarto o cuartos nuevos del claustra Dice, en efecto, que se reunían los prebendados «dentro de la capilla del señor Santo Andrés e cuarto della, donde se haze e acostumbra hazer cavildo». D. Diego de Soto había preparado -aunque no ultimado- la sala capitular en el cuarto que se hallaba sobre la capilla de la Magdalena. Para acceder a esta sala capitular era necesario subir una escalera- Quizá esto resultaba molesto a los canónigos, sobre todo a los mayores. De ahí podría, quizá, deducirse el interés del cabildo en remodelar la capilla de S Andrés, para cuyo acceso no era necesario subir ninguna escalera. Ya el año 1555 se nombró una comisión para poder firmar ante el provisor Brizuela los acuerdos conducentes a la reparación de dicha capilla, que no cristalizaron hasta 10 anos más tarde. Identificado, pues, el cuarto nuevo con la capilla de S. Andrés, podemos concluir que ésta data, cuando menos, del año 1571. Acababa de tomar, para entonces, posesión de la diócesis Fr Antonio de Lujan (1570-1572). No le había dado tiempo a este prelado para construir o aderezar este local. Por lo cual podemos colegir que la remodelación de la capilla de S. Andrés se debe a su predecesor D. Gonzalo de Solórzano. Por si este razonamiento no resultase convincente, se puede aducir otro dato plenamente coincidente: el escudo que campea sobre la puerta de dicha capilla que da al claustro. Este escudo es del obispo Gonzalo de Solórzano. Varias veces hemos indicado que nuestro prelado estampó su sello en seco en sus documentos. Pues bien, el escudo que descubrimos en esos documentos se identifica con el que campea sobre la artística puerta de la capilla de S. Andrés, El escudo ostenta en su parte superior -un solo cuartel un águila con las alas explayadas. En la parte inferior v cuartel de la derecha, se divisan tres flores de lis, debajo de las cuales se hallan tres medias lunas; en el cuartel de la izquierda figura una cruz aspada, enmarcada entre líneas, y cuatro rodelas en medio de los cuatro huecos de la cruz ¿Podrían referirse también los canónigos a las obras realizadas en orden al establecimiento del colegio-seminario?. Es posible. De este tema se hablará más detenidamente el pontificado siguiente.
 Sello en seco, en sus documentos
En cuanto a los ornamentos, es preciso afirmar que, cuando menos, consistieron en un considerable numero de capas, que debían portar los prebendados en las procesiones, como tendremos ocasión de ver en el documento de 1574. Por otra parte, sabemos que D Gonzalo donó a la Fábrica de la catedral mindoniense un cierto número de maravedís, para cuya cobranza el cabildo dio poder, el 31 de agosto de 1571, a dos prebendados. También hizo donación a la Catedral de 50 ducados, que el cabildo reclamó al colector de la Cámara Apostólica el 9 de junio de 1581, tras la muerte del prelado. También entregó a la Fabrica de la catedral de Mondoñedo su librería, No obstante, hallándose en Oviedo, ofreció al cabildo mindoniense 150 ducados por la librería. Este, el 9 de julio de 1578, desplazó a Oviedo dos canónigos para tratar de este tema con D. Gonzalo. El cabildo, tras las conversaciones, prefirió los 150 ducados, dejando al prelado su librería. En efecto, el 5 de abril de 1580 el Dr. Diego López de las Riberas manifestó haber cobrado a Gonzalo Díaz de Castropol los 150 ducados que el obispo D. Gonzalo de Solórzano había dado para la Fábrica del templo catedralicio de Mondoñedo, por razón de la librería que había donado a la misma. El cabildo le entregó carta de pago y el fabriquero de la catedral se hizo cargo de la expresada suma. Fallecido el prelado en 1580, como queda dicho, la Fábrica de la catedral también percibió la parte correspondiente del pontifical del mismo. En efecto, el 10 de noviembre de 1580 el cabildo pagaba al racionero Molina 163 reales que había gastado en el viaje que había hecho a Oviedo para buscar el pontifical del obispo de aquella ciudad y cobrar lo que hubiere dejado para la Fábrica de esta catedral mindoniense. Y como quiera que el cabildo, en aquel momento, no disponía de esta cantidad, se la cedió el canónigo Maldonado, que recibió, como prenda, una pieza de dicho pontifical.
El cabildo, considerando la gran obligación que la catedral y su Fábrica tenían para con el obispo D. Gonzalo de Solórzano, por las muchas obras realizadas y ornamentos donados, acordó que, en adelante y para siempre, el día de los Stos. S. Simón y S. Judas, 28 de octubre, -fecha en la que había realizado su primera entrada en la catedral- y el día de la Conversión de S. Pablo, 25 de enero, se celebrasen como fiestas solemnes, con 6 capas a las primeras y segundas Vísperas y con todas las capas en la procesión, tanto las donadas por ti obispo como las otras, permaneciendo 6 capas durante la Misa. También se tendrían Maitines cantados, con un responso al final, por su alma» una vez fallecido -«se le desea mucha prosperidad y larga vida»-. Para después de su muerte el cabildo se comprometía a decir una Misa cantada de Difuntos. Y a fin de dar firmeza y perpetuidad a este acuerdo, gravaron los canónigos con estas dotaciones el préstamo, dos tercios sin cura, de Sta. María y S. Bartolomé de Montouto de Cadavedo, que el prelado había anexionado a la mesa capitular. Este documento no sólo nos ofrece el hecho de la fundación capitular, sino que nos brinda también el hecho de la anexión del mencionado préstamo, de la que no se halla noticia en otros documentos.
Los papeles del Archivo de la catedral de Mondoñedo nada nos dicen de la visita pastoral girada por nuestro obispo a las parroquias de la diócesis mindoniense, No obstante, en el Archivo de la catedral de Santiago de Compostela se custodia un manuscrito de una obra escrita por D. Gonzalo, realizada, como el mismo testifica, mientras giraba visita a las parroquias del obispado de Mondoñedo. Se trata de algo así como de un catecismo de la Doctrina cristiana, bastante amplio, en el que nuestro prelado, a no dudarlo, insistía en aquellas verdades que notaba que eran de mayor urgencia en su obispado. A través de esta obra tenemos una prueba fehaciente de su condición de escritor y de las visitas pastorales giradas por D. Gonzalo.
Torralba (Cuenca)
Esta foto procede de "Torralbeños por el mundo
En su pueblo natal de Torralba fundó D. Gonzalo una capilla dedicada a la conversión de S. Pablo, con seis capellanes, obligando a dos de ellos a enseñar a los naturales Gramática (leer, escribir y contar). Para niñas proveyó una maestra. A esta capilla fue trasladado su cuerpo después de 1580.

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