sábado

Aurora Auñón Page, poeta albalateña

Aurora Auñón Page




Para hacer su presentación en este blog allá por abril de 2012, solicité a Aurora que me remitiese algunos datos sobre su biografía, y me remitió lo siguiente, que he considerado oportuno insertarlo tal cual me lo hizo llegar:

"En orden a mi preparación académica, hice el Bachillerato, hasta cuarto, en Cuenca en el Instituto Alfonso VIII. Allí colaboraba en el grupo de teatro, casi siempre diciendo poemas en los entreactos. Pasé a la Escuela de Magisterio y seguí recitando en nuestras fiestas. Terminé Magisterio el año que cumplía los 17 y no pude ejercer ni hacer oposiciones hasta que no cumplí los 19. Sustituía a la maestra de párvulos en Albalate y enseñé a leer a muchos que ya andan camino de la tercera edad. Trabajé como interina, en primer lugar, en una pedanía de Mira que se llamaba EL CAÑAVERAL y que hoy está cubierto por el pantano de Contreras, eran una serie de grupos de casas que se extendían a lo largo del Valle del Cabriel, nos alumbrabamos con carburo y con esa luz dí clases nocturnas a jovenes y mayores. Era un lugar dejado un poco de la mano de Dios, pero fue para mí una experiencia maravillosa de la que tengo muchas anécdotas de lo más sabrosas. Estuve otro curso en un pueblo manchego, Villar de Cañas, que pasó sin pena ni gloria. Aprobé las primeras Oposiciones y estuve otro año como titular, ya con nombramiento propio, pero como propietaria, provisional en Albalate. Pasé, después, a ejercer otro curso en Ribagorda, uno de los cursos cuyo rendimiento me dejó más satisfecha, hay alumnas de entonces que todavía me recuerdan. Hice una Oposición a un Patronato Municipal y pasé a ejercer en un suburbio valenciano de lo más miserable, fuí directora del Centro y de los dos años que estuve te podría contar de todo, te destaco la lucha con las autoridades para conseguir un comedor escolar para unos niños que no sabían lo que era comer caliente. Durante esos dos años hice unos cursos nocturnos sobre Psicología de la Adolescencia que era la edad que más me atraía en mi tarea docente. Unas nuevas Oposiciones me llevaron a Alicante donde estuve 9 años. Allí, dirigida por un Inspector que me valoraba mucho, colaboré en la preparación de la Reforma del 70. Al hacer después el curso de preparación para la Segunda Etapa en la rama de Sociales me dí cuenta de mi falta de preparación y decidí hacer una Licenciatura en Historia, que empecé en Alicante y tuve que terminar en Madrid. Aquí me quedé y aquí he desarrollado el resto de mi actividad como docente. He sido maestra por vocación, no he querido salirme de la Primaria, entonces había ocasiones para hacerlo a las que renuncié. Había hecho mios, y todavía me sirven de orientación, unos versos de Miguel Hernández: " Aquí estoy para vivir / mientras la vida me suene / y aquí estoy para morir / cuando la hora me llegue / en los veneros del pueblo / desde ahora y desde siempre." Si he mezclado, al hablar de mi formación académica, mis estudios con mi trabajo es porque pienso que el trabajo profesional es una necesaria fuente de formación.

Escribir, más bien poco, he escrito siempre, sobre todo poesía. La poesía es algo que llevo en la médula, me enseñaron a hablar con ella, tu madre me dice que se sabe algunos poemas que aprendió oyéndomelos decir a mí. El primer libro, tendria unos 23 años cuando lo escribí se titulaba "Mi caminar", recuerdo fragmentos y algunos poemas enteros pero lo he perdido. Hubo personas que me animaban a seguir escribiendo, entonces contestaba: escribiré cuando me jubile, lo decía sin ninguna convicción, veía la jubilación muy lejana. Cuando me llegó la hora me acordé de aquel vago propósito y como dije ayer pensé que tenía que volver a la Facultad para rellenar lagunas, cuando empecé Filología Hispánica, percibí que eran océanos, imposibles de rellenar, me dí cuenta que podía estar el resto de esta vida y parte de la otra preparándome para escribir, y me decidí a lanzarme consciente de mis deficiencias. Alterné estudios con escritura. He trabajado en una novela, ya terminada, y que tú has leído, que se titula " Los trabajos y los días", tengo parte de otra cuyo título será "Todos de carne y hueso". Estoy a punto de terminar un ensayo sobre la tan traída y llevada Memoria histórica, que se titula "Carne de Cañón", la tercera parte de este ensayo se va a publicar hacia el mes de octubre con ese mismo título y un subtítulo: "Como justificación y aliento del Movimiento 15 M". En poesía, en esta segunda etapa de dedicación más continuada, empecé con una especie de libro de ejercicios poéticos que dieron un libro de corte más bien clásico que he titulado "versos dispersos". El segundo, más atento a las vanguardias, lleva el título de "Desde la Tierra". Empecé un tercero que no he terminado y que titularé "Homenaje", es un homenaje a Walt Whitman, el poeta que con más fuerza canta la vida. El cuarto, en el que decidí renunciar a la métrica, a la rima ya había renunciado, es el que presenté ayer. Tengo empezado otro, del mismo corte, que titularé "Tiempo en el tiempo". Hasta ahora, eso es todo."



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Vecina del barrio de La Guindalera, impartió clase en el Instituto Público Beatriz Galindo. Sus alumnos a buen seguro recordarán a aquella pequeña gran profesora que les transmitió no solo conocimientos, sino también la importancia de pensar por uno mismo con sentido crítico.

Nació en 1937 en Albalate de las Nogueras (Cuenca). Eran recuerdos muy queridos para ella su casa familiar, sus padres, de ahí su primer libro de poemas Techo y raíces. Adoraba a su padre y se refería a él destacando su corazón generoso y bueno, que sin duda  heredó. De creencias religiosas, éstas serían su guía junto a sus deseos de justicia y  libertad.

Aurora Auñón es (fue) un ser humano extraordinario, con el don de la poesía desde casi niña. Su fuente de inspiración venía desde el fondo del alma, impregnada de humanidad, de una bella espiritualidad. Ella decía que no necesitaba contar métrica ni corregir lo que escribía, porque los versos brotaban ya con medida, y así lo hacía, manuscritamente y con pluma, surcando el papel con la tinta fresca y brillante.

Recitadora impenitente y actriz aficionada hasta prácticamente el último día, nos deja como un regalo su último poemario, Tiempo en el tiempo. La luz de la poesía la ha acompañado en estos últimos momentos. Esa luz que ella describía magistralmente: “Ese momento intimo, tan íntimo  y tan solo, / en que la luz se alza e ilumina la vida”.

Ha estado en nuestras vidas desde aquellos años soñadores de las asambleas del 15M, en que se quiso creer que “otro mundo era posible”, mostrándonos sus lúcidas reflexiones. Su ensayo Carne de cañón se adelantó a lo que más adelante se debatiría en las plazas.

Tres libros de poesía, una novela, un ensayo, cuatro hijos, cinco nietos y tantos amigos incontables. Por estas calles, tus amigos y compañeros recordaremos tu caminar ligero, siempre presta a llegar como soplo amable. Querida Aurora Auñón, de un pedazo de tu biografía fuimos testigos privilegiados, pero el nombre que te pusieron lo cuenta todo de ti.
YOLANDA RUANO. Marzo 2018


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Ha muerto suave, como vivía desde que la conocí. Una mujer como pocas. Enamorada del hecho poético. Aprendió a recitar antes que a leer. Maestra, narradora, ensayista, poeta, mujer. Crítica con una sociedad que se alejaba de los valores cristianos. Que ella confesaba defender. Los de la justicia, los de la hermandad, los del hombre y su posibilidad. 

La conocí recitando a Bécquer un tarde en Arganda. Y desde entonces. Desde entonces su presencia amiga, su presencia pan, su armonía. Escribía y no publicaba. Nos hablaba de una novela que esperaba tinta, nos hablaba de Albalate de la Nogueras, nos hablaba de su casa, levantada en el XVIII, y de la que se sentía depositaria. 

Habitual asistente a las jornadas de poesía de Priego, allí trabó amistad con los poetas que ella consideraba maestros. Escribía. 

Editó con Vitruvio su primer libro Techo y raíces que incluye el poema XXVI, “Los alimoches”, poema que basta para saber de ella. Para saber de su amor a las gentes, a los olores y las costumbres de su tierra. 

Después, en la primavera del 2013, aparecería Los trabajos y los días, un friso hermoso de lo rural. Implacable en su certeza. Mujer y escritora de luz verdad, era posible reconocerla en la transparencia de sus escritos. Y era compañía horno, pensamiento, amparadora en su figura débil. Austera de costumbres, ajena al agua como bebida, frutal en las conversaciones, entendía el acto de vivir como solidaridad y búsqueda de la belleza. Era fácil encontrarla al reclamo de lo teatral, actividad de su entusiasmo. 

Digo también que en los últimos tiempos se ilusionó con los aires de renovación político-social que cundían circulares por el país. Aportó tesón y ganas. Por eso escribía, por eso el afán de su gran amigo Raúl Nieto de la Torre y la generosidad personal y editorial de Lidia López Miguel pusieron veloz empeño en que pudiera ver editado Tiempo en el tiempo, su última entrega. Poesía y reflexión. 

Justo esta mañana -21 y febrero- lo entregó a la imprenta, justo esta tarde se fue. No pudo. La tristeza y la alegría de haberla conocido. De haber sido con ella comunidad. Cómo no haberla querido. Cómo no quererla siempre. Tendrá un acto recuerdo donde podamos reunirnos sus amigos, los del barrio, los de la poesía. Donde podamos reunir los afectos que ella repartió. Aurora. Aurora Auñón.
Francisco Caro

Blog "Mientras la Luz" 



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Techo y raíces





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Los trabajos y los días



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Tiempo en el tiempo


Tiempo en el tiempo es un libro que indaga en la dimensión existencial y espiritual del ser humano a través de la lúcida observación de la naturaleza, del paso del tiempo y del devenir histórico de nuestra sociedad. Testimonio de plenitud y de celebración vital, la poesía de Aurora Auñón no renuncia ni a la crítica ni a la incertidumbre, pero encuentra en el AMOR, con mayúsculas y en clave humana y divina, la energía capaz de transformar el mundo” (Raúl Nieto de la Torre)


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Carne de cañón


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Madrid dedicará una calle a Aurora Auñón

La plaza que llevará el nombre de esta escritora conquense se encuentra entre las calles Andrés Tamayo, José Picón y Pilar de Zaragoza. Actualmente no tienen nombre y está pendiente de una remodelación que afrontará el Ayuntamiento de Madrid. Está previsto que las obras finalicen a principios de 2019. Será entonces cuando se le rinda homenaje a Aurora Auñón en esta plaza de Madrid que ya llevará su nombre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y si una lágrima
acude a mi rostro,
como llamada por tu imagen,
es que estás aquí,
todavía,
que no te has ido,
que lo borroso del recuerdo
no importa
porque eres tú.

1º A de la ESO Arturo Plaza dijo...

Y si una lágrima
acude a mi rostro,
como llamada por tu imagen,
es que estás aquí,
todavía,
que no te has ido,
que lo borroso del recuerdo
no importa
porque eres tú.

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