domingo

El Infante D. Juan Manuel y su libro "El conde Lucanor"

Don Juan Manuel se convirtió en uno de los hombres más ricos y poderosos de su época, y, además de mantener él solo un ejército de mil caballeros, llegó a acuñar su moneda propia durante un tiempo, tal y como hacían los reyes. Para ello tenía una fábrica de acuñar moneda en su aldea de El Cañavate (Cuenca), actividad que molestó tanto a Alfonso XI como a los reyes de Aragón. El autor de El Conde Lucanor compaginó durante toda su vida sus actividades como escritor y como noble caballero. En su entorno, hubo ciertas críticas acerca de su vocación literaria, pues se pensaba que un noble de tan alto prestigio no debería dedicarse a tales actividades. El placer que encontraba en la escritura y la utilidad que veía para los demás en ella, le llevaron a seguir con su actividad literaria; en su época el trono de Castilla estuvo ocupado por dos monarcas que incluso llegaron a trazar planes para matarlo: Fernando IV y Alfonso; sin embargo este último buscó su fidelidad pidiéndole la mano de su hija Constanza, aunque eso se debió a una mera maniobra política para conservar su fidelidad, dando largas al matrimonio y repudiándolo luego cuando estaba ya concertado confinando a la joven en el Castillo de Toro, de forma que este no sólo había repudiado a su hija, sino que no se la devolvía ni le concedía permiso para viajar a Portugal y casarse con el infante Pedro de Portugal, futuro rey con el nombre de Pedro I; estas discordias duraron lo menos una década y al menos en dos ocasiones don Juan Manuel corrió el albur de llegar a caer apresado por el monarca; no obstante la necesidad del rey de asegurar la paz interior para poder enfrentarse al rey de Marruecos y la mediación de doña Juana Núñez, suegra de don Juan por su tercer matrimonio, consiguieron que el rey devolviese a don Juan Manuel sus bienes embargados y los demás honores en 1337, poniendo fin a la enemistad, que se consolidó definitivamente con la autorización para la boda de Constanza y, hacia 1340, como ya se ha dicho, ambos se aliaron contra los musulmanes en la batalla del Salado y les arrebataron la ciudad de Algeciras.
Tras estos acontecimientos, el infante don Juan Manuel dejó la vida política y se retiró a Castillo de Garcimuñoz, donde pasó sus últimos años entregado a la literatura. Orgulloso de sus obras, decidió reunirlas todas en un solo volumen, que dejó en el monasterio de Peñafiel para que no sufrieran las alteraciones de los copistas. Pero en un incendio ardieron las obras y se perdió la sepultura de don Juan Manuel y de su esposa, la infanta Constanza.


"La avaricia rompe el saco", del libro El Conde Lucanor

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